Se tiene la creencia de que los escritores notables suelen mirar por encima del hombro no sólo a ciertos lectores sino incluso a sus propios compañeros de profesión, a quienes consideran algo así como al chico de los mandados o, como mucho, escribidores de notas de sociedad. Ya saben ustedes: eso de natalicios, primeras comuniones, peticiones de mano y cosas así.

Como no soy escritor notable, no me incluyo en el grupo de los actuales quevedos, góngoras, gracianes, tirsos ni manriques. Mi problema es otro muy diferente. Mis lectores, incluidos todos los andrés chaves que conozco, me causan bastantes disgustos porque nunca se sabe de qué lado están. Más de una vez me han dicho con descaro:

-Déjate ya de gerundios y verbos irregulares. Olvídate del hipérbaton y el estrambote de los sonetos. Y deja en paz a la sinécdoque y a la estrofa manriqueña.

Y lo dejé. Eran los tiempos de Lolo y Miki. Pero ahora resulta que mis actuales artículos les parecen a estos señores, no sólo intrascendentes sino aburridos y, lo que es peor, carentes de brillantez expresiva. Y como los lectores siempre tienen razón -eso creen ellos, al menos- quieren que, como mal menor, vuelva a las oraciones impersonales, las metáforas, las coplas de pie quebrado y a los errores que detecte en Cela, Delibes, Azorín, Mesonero Romanos, Zunzunegui y Palacio Valdés, cuando ellos saben -los lectores- que tales errores no existen, sino que se trata de duendes de imprenta. ¿Qué debo hacer, entonces? Pues decir amén y obedecerlos. De lo contrario estaría yo corriendo el riesgo de que me dijeran en el periódico, con toda razón:

-Quédese con los brazos cruzados. Total, para lo que suele usted enviarme…

Y aquí estoy, otra vez, con mi Gramática y mi Literatura hasta ver. Tengo miedo, sin embargo, a mi desentrenamiento sobre el tema. Pero voy a empezar:

Primero.- Leo a una gran escritora, que dice: "Ello nos da idea de los que resultan las valoraciones". Creo que debió escribirse relativas en lugar de , porque la palabra cuestionada hace referencia a valoraciones, que es femenina y está en plural. Por eso debió evitarse ese que tanto daña a la vista o al oído, según.

Segundo.- En Marca leí lo siguiente: "¡Como que a usted no le gusta mucho jugar de extremo, ¿verdad?". Por mi parte añado que no sé lo que pinta en la oración eso de cómo que a usted. ¡Ignorante que es uno! ¿Y si fuera un venezolanismo?

Tercero.- "Treinta y una mil personas fueron afectadas por el temporal". Como se habla de miles, creo que debió emplearse treintiún, en lugar de treinta y una. Me dicen que valen las dos expresiones, pero yo no coincido con tal opinión.

Cuarto.- "No se debe regar las flores cuando hace sol". Si la palabra flores es el sujeto de la oración y está en plural, el verbo debe ir también en plural. O sea, debe escribirse deben en lugar de debe. La cosa no parece tan complicada.

Quinto.- "Me saqué los zapatos antes de entrar en la Sinagoga". La frase es propia de un palmero porque los palmeros suelen confundir -eso creo- quitar con sacar. Y dicen: "Me quité una foto" y "Sácate de ahí". (Quede expresado aquí mi respeto hacia todos los palmeros y a su modo de expresión, aunque difiera del mío).

Sexto.- Ha escrito un celebérrimo escritor de categoría nacional: "La rosa que aludimos en este libro repartía su perfume en el jardín". Yo no escribiría la rosa que aludimos, sino la rosa a la que aludimos. No sé cuál será la opinión de ustedes.

Séptimo.- Un aspirante a la Academia escribió un día: "No publicaré mi libro hasta que no consiga entrar en la RAE". Opino que el segundo adverbio de negación está estorbando. ¿Se trata de ingresar o no ingresar?

Octavo.- "Deshauciaron al inquilino por falta de pago". Según el notable Diccionario enciclopédico de dudas, "La h intercalada va detrás de la primera a y no detrás de la s". Si lo dice un diccionario académico por algo será.

Noveno.- "La dote de Laly fue muy hermosa y abundante". Está la frase correctamente expresada, pero también puede decirse el dote en lugar de la dote. Ahora bien: cuando el vocablo dote hace referencia a cualidades de una persona, tal vocablo ha de ser siempre femenino. Por ejemplo: "Puri tiene unas excelentes dotes de mando".