Hoy, nobleza obliga, queremos dedicar este comentario al alcalde de Los Realejos, Oswaldo Amaro, y a toda la Corporación municipal de esta localidad tinerfeña por la deferencia que han tenido al distinguir con el nombre de una calle la figura del editor y director de EL DÍA, José Rodríguez Ramírez. Una dedicatoria -o agradecimiento- que hacemos extensible a quienes propusieron tal distinción, aun desde fuera del Ayuntamiento, y también, pues no somos rencorosos, a quienes votaron en contra de este homenaje a un tinerfeño que siempre se ha caracterizado por la defensa de su Isla y de su tierra, y que hoy impulsa un movimiento pacífico para devolverle a Canarias la libertad que le fue arrebatada mediante una vil conquista hace casi seis siglos.

Estamos alegres en esta Casa por acontecimientos como el vivido el jueves en el Ayuntamiento realejero, pues no en vano el currículo de José Rodríguez, recogido en parte en la información que publicábamos ayer sobre el pleno de la Corporación municipal de Los Realejos, es extensísimo. En aras de no hacer excesivamente largo este comentario, diremos sucintamente que José Rodríguez Ramírez nació en Santa Cruz de Tenerife. Desde muy joven inició y revalidó los estudios de peritaje mercantil, que completó con los de diplomado universitario en Relaciones Laborales, Filología Francesa y Periodismo. En 1957 asumió el cargo de editor de EL DÍA, y desde 1975 el de Jornada Deportiva. Actualmente es director y presidente del Grupo de Comunicación EL DÍA. En su haber figuran distinciones de numerosas instituciones insulares, regionales e internacionales, entre las que destacan los nombramientos de hijo adoptivo de los municipios de Arafo y Arico, la Medalla de Oro de Santa Cruz de Tenerife, la Medalla de Oro de la Isla de Tenerife, así como otras condecoraciones otorgadas por países como Finlandia, Italia, Venezuela, Francia o Alemania. Numerosas calles y plazas llevan su nombre en municipios de la isla de Tenerife. Localidades a las que se une ahora Los Realejos. De todos estos honores, considera José Rodríguez como los más valiosos las medallas de oro de Santa Cruz y de la Isla, pues son el mejor exponente de su canariedad. Es más: desde estas líneas decimos, porque es así, que si hay un isleño que merezca la Medalla de Oro de Canarias es José Rodríguez. Lo es porque nadie mejor que el editor de EL DÍA pide a diario, y con una valentía de la que carecen muchos políticos -especialmente los que se proclaman nacionalistas-, lo mejor para Canarias. Y lo mejor para estas Islas es conseguir su independencia cuanto antes. Solo por el hecho de este propósito, EL DÍA y su editor se merecen como nadie los premios Canarias de Comunicación y la Medalla de Oro de Canarias. El odio de Las Palmas y la obediencia ciega de Tenerife a esta tercera isla lo han impedido. Hace unos meses cumplimos cien años. El pavor tinerfeño a Canaria impidió que el gobierno y el cabildo le dedicaran una líneas de felicitación a La Prensa/EL DÍA tinerfeño. Increíble.

José Rodríguez se expresa con un lenguaje directo y exento de las baboserías de los "intelectuales". Pero Las Palmas puede más que el Gobierno; Las Palmas domina al Archipiélago ante la complacencia de los políticos cobardes tinerfeños. Y como José Rodríguez ha puesto a la tercera isla en el lugar que le corresponde, así como a los políticos canariones, al Sanedrín y hasta a la hez del periodismo, jamás, debido a ese control canarión sobre las instituciones, obtendrá una distinción procedente del Ejecutivo regional. Tenemos un ejemplo en el jurado del Premio Canarias, en el que prevaleció la mano negra de una periodista perjura y un godo peligroso; decimos godo, que no peninsular.

En definitiva, agradecemos la distinción recibida por nuestro editor y director y reiteramos nuestros agradecimientos tanto al Ayuntamiento de Los Realejos como a los canarios que sienten a su tierra y desean su libertad, aunque hayan votado en contra de que una calle realejera lleve el nombre de José Rodríguez Ramírez. Una alegría, como decimos, para esta casa y un disgusto, lo sentimos, para quienes a diario tratan de desprestigiar y ridiculizar (sin conseguirlo) a un patriota que únicamente quiere lo mejor para su pueblo. Sabemos que no estamos solos en la lucha pacífica -siempre pacífica, lo reiteramos una vez más- para conseguir que Canarias sea una nación con Estado, en vez de una ignominiosa colonia española. Las numerosas llamadas que recibimos en esta casa, así como los numerosos reconocimientos a nuestro editor, nos dicen claramente que no estamos predicando en el desierto.

Aunque no hemos hablado hoy de Justicia, no queremos concluir este comentario sin incluir unas líneas del artículo publicado ayer en EL DÍA por nuestro colaborador Andrés Chaves; un párrafo suficiente explícito en sí mismo: "¿Están preparados los jóvenes jueces y magistrados que trabajan en Canarias para dictar sentencias absolutorias y condenatorias en base exclusivamente a criterios de interpretación? Está claro que no se puede legislar sobre todo y que es la inteligencia de los jóvenes jueces y las sentencias de los altos tribunales las que deben imponerse. Pero contra este periódico y contra su director se están produciendo extrañas decisiones desde los estrados. Es decir, se puede insultar gravemente a José Rodríguez Ramírez y ser absuelto, pero cuando este hace consideraciones mucho más leves sobre otros, la justicia -ya saben, siempre con minúsculas- se le echa encima. Soy consciente de que los que escribimos y arriesgamos el pellejo cada día concitamos filias y fobias. Tengo pocos amigos magistrados; alguno sí. Juntos hemos debatido mil veces sobre decisiones judiciales disparatadas o sobre tragicómicas posturas de jueces y magistrados en comentarios, autos y sentencias que atañen a la prensa. Por ejemplo, cuando unos cuantos magistrados de Las Palmas criticaron la línea editorial de EL DÍA. ¿Pero quién sos ustedes? ¿En qué país se creen que están? ¿Saben cuánta sangre, cuánto sudor y cuánta lágrima ha costado la libertad y la historia de este periódico?".