ME PLANTEABA tiempo atrás Alberto Vázquez Figueroa, en una de nuestras entrevistas, si se puede vivir sin trabajar; es decir, sin ingresos. La respuesta es sí. En contra de lo que puede parecer a primera vista de forma intuitiva, es posible vivir sin contar con un salario asegurado o sin unas retribuciones profesionales más o menos regulares, aunque más habría que hablar de malvivir; de subsistir trampeando de mala manera dando un sablazo de vez en cuando al amigo de turno, cobrando un subsidio mientras dure y hasta aparcando coches por fuera de un restaurante; entiéndase metiéndole mano a un cáncamo cuando caiga. "Se puede, pero no es la mejor forma de vivir", sentenció Figueroa al final de su reflexión.

¿Puede vivir España sin que trabajen regularmente casi cinco millones de sus ciudadanos en condiciones de hacerlo? A la vista está que sí, pero a costa, por ejemplo, de que la Policía ya apenas disponga de coches con los que patrullar. Las manifestaciones al respecto de José María Benito, portavoz del Sindicato Unificado de Policía, son escalofriantes. Para no cansar con datos -los lectores pueden acceder a la información completa en EL DÍA de ayer viernes-, de las partidas asignadas al Cuerpo Nacional de Policía se han suprimido cinco millones de euros destinadas a la compra de uniformes, armamento, vehículos y reparación de este parque móvil. ¿Exagera alguien cuando dice que pronto nos vestiremos todos, incluidos los agentes de la autoridad, con harapos? Y eso por no hablar de la incorporación de nuevos policías: unos 5.000 neófitos se ponían por primera vez el uniforme cada año antes de la crisis, mientras que en 2011 lo harán apenas 168 según datos aportados por el portavoz Benito. Si consideramos que anualmente se jubilan entre 2.000 y 2.200 agentes, calculen ustedes mismos como está el patio. Máxime cuando las penurias económicas están fomentando la delincuencia, por mucho que Rubalcaba y sus acólitos muestren estadísticas en sentido contrario. Las estadísticas muestran una realidad, la realidad de los guarismos, pero las noticias que se publican dibujan un panorama sensiblemente distinto.

Sobra añadir que tampoco hay dinero para contratar a profesores ni a personal sanitario, pero sí -como lamenta el portavoz del SUP- para constituir cuerpos policiales reiterativos. La Policía Canaria, sin ir más lejos, aunque también todas y cada una de las policías autonómicas; cuerpos sin más finalidad que satisfacer algunas caras apetencias de vernaculismo. Añade José María Benito que no tiene sentido duplicar los servicios ni gastar por gastar. ¿Y por qué no?

Se puede vivir sin trabajar con muchos apuros, pero ni siquiera disponiendo de sueldos millonarios es posible mantener el tren de vida español. No el de las familias, cuya capacidad de ahorro empieza a reducirse, pese a que la prudencia de los dos últimos años ha incrementado los depósitos bancarios, aunque en perjuicio del consumo. Me refiero al dispendio de unas administraciones -desde las locales hasta la estatal- que han tirado la casa por la ventana y siguen como si nada. Tenemos, sin ir más lejos, otra noticia de primera página ayer en EL DÍA: la capital tinerfeña carece de dinero para pagar a sus proveedores. ¿De cuántos asesores contratados a dedo por los políticos ha prescindido el Ayuntamiento de Santa Cruz desde que comenzó la crisis?

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