Nos asombra el comentario que ha hecho Rodrigo Rato, ex director gerente del Fondo Monetario Internacional y actualmente presidente del grupo bancario Bankia, en el sentido de que en Canarias no hay gente que esté tan mal como en otros lugares de España. No concebimos unas declaraciones así en un archipiélago que tiene en paro nada menos que al 30 por ciento de su población activa. ¿En qué otro lugar de España ocurre esto, señor Rato? Si de lo que se trata es de hacernos creer que no estamos tan mal como colonia, y que nos iría peor siendo un país libre, ha utilizado el señor Rato, exministro de Economía en virtud de su pertenencia a un partido estatista y, en consecuencia, españolista, el peor camino de todos.

La situación de crisis económica y social que vive Canarias no tiene parangón en toda Europa. Quien no quiera ver esto está ciego o es completamente torpe de entendimiento. No hay más que ir a la última página de EL DÍA en su edición del sábado. En ella informábamos de que los miembros del comité de empresa de Urbaser en la capital (la empresa encargada de la limpieza en Santa Cruz), pertenecientes a los sindicatos UGT e Intersindical Canaria, han cumplido su promesa realizada durante los días en que se anunciaban paros durante el Carnaval. Con el importe de lo que cinco representantes sindicales habían percibido por las horas extras desempeñadas durante la fiesta, alrededor de 500 euros por trabajador, han adquirido más de 2.500 kilos de comida, que han donado a la ONG Anaga Sonrisas Canarias.

Como puede apreciarse, no hay que ir muy lejos para encontrar ejemplos -encomiables ejemplos de unos sindicalistas en este caso- de que sin la existencia de ayudas caritativas mucha gente se queda sin comer. ¿Cómo es posible tal grado de penuria? ¿Qué nos dice sobre esto don Paulino Rivero? ¿De dónde va a sacar usted 300.000 empleos? ¿Sabe que cesará como presidente ahora o dentro de cien años, pero seguirá habiendo 300.000 desempleados, o incluso medio millón, mientras no tengamos una ley de residencia? Mientras Canarias, la falsa Europa africana, siga con la obligación de admitir a todos los que quieran venir a establecerse y a ocupar puestos de trabajo, ya sean europeos o latinoamericanos, no podremos resolver el problema del desempleo y, en consecuencia, el de las colas del hambre ¿Nos acusarán de racistas y xenófobos por decir esto? ¿No pensarán que lo que queremos es que no se hunda Canarias? ¿Por qué no condenan a los que denuncian a los que queremos el bien y la libertad para Canarias? Esos son los que deben ser juzgados y condenados; los que nos acusan falsamente de racistas y xenófobos sólo por defender la libertad de Canarias, y no los que defendemos la libertad, la identidad y la dignidad de unas Islas que llevan casi seis siglos sometidas, esquilmadas y arruinadas.

Que nadie piense que exageramos cuando decimos esto. Ayer, en nuestra primera página, publicábamos una noticia que nos pone los pelos de punta: casi 17.000 personas se benefician diariamente del reparto de alimentos en Santa Cruz. El Banco de Alimentos de la capital distribuye entre 4.000 y 20.000 kilos diarios de comida además de centralizar todas las operaciones de reparto a otras ONG y recibe la totalidad del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) asignado a Tenerife. Para echarse a llorar en unas islas, lo repetimos un día más, que antes constituían la envidia de todo el mundo porque eran las Islas Afortunadas. ¿Qué hacen, mientras tanto, los nacionalistas canarios? ¿Piden la independencia de su tierra para que sus compatriotas dejen de pasar hambre? Nada de eso. Salvo algunos, a los que salvamos de la quema porque sabemos que son auténticos patriotas, los demás viven pensando en sí mismos y en sus bolsillos.

Don Paulino: no hemos querido herirlo de muerte. De aquí al 22 de mayo alce usted el cuello, o la voz, y conviértase en el tercer quíquere, pero en un quíquere de verdad. Vaya usted a Madrid y, con los otros dos quíqueres que tiene allá, plántese ante Zapatero en la Moncloa y, por qué no, también ante el Monarca en la Zarzuela, y dígale a los dos que Canarias quiere libertad. Que seis siglos de esclavitud ya son suficientes y que el hambre de los canarios por culpa de su esclavitud colonial clama al cielo.