A UN SERVIDOR, y creo que a todos los electores que vamos a votar el día 22 del mes que viene, le parece bien que los candidatos expongan sus programas al pueblo, y en esta labor está casi a la cabeza de todos el aspirante a alcalde de Santa Cruz por Coalición Canaria, José Manuel Bermúdez, quien, además del macroproyecto de convertir a la actual Dársena de Los Llanos del puerto santacrucero en paseos y obras que supongan atracciones para los turistas y para los chicharreros, ahora, entre sus propuestas, está la de dedicar a parte de la Policía Local, formando unidad especial, al turismo que transita por la ciudad. Me figuro que las funciones de estos policías serán, además de ocuparse de la seguridad de los visitantes -que, prácticamente, será una función de adorno y ayuda en la información al forastero, porque, de momento, aquí no se atraca a los visitantes- orientará a los recién llegados en sitios a visitar, miradores, lugares de recreo, tiendas, hostelerías y todo lo que interesa al turista. O sea, el policía será a manera de un cicerone y me supongo que, para esta práctica, además de la vestimenta y la presentación adecuadas, la policía turística estará preparada en idiomas, para lo que habrá de realizar cursos intensivos de preparación elemental y también aprender cualidades y características de los lugares que se recomienden visitar. Y esta tarea no es fácil, pero el señor Bermúdez lleva tiempo desempeñando la Consejería de Turismo del Cabildo Insular y no es un novato en la materia.

Por otro lado, como la policía especializada habrá de orientar y hasta señalar rutas e itinerarios, el señor Bermúdez tendrá buen cuidado de recomendar a los policías que no aconsejen visitar, en lo que respecta a la capital de la isla, el bochornoso, ruinoso, descuidado, abandonado y sucio barrio del Toscal. Preferible que recomiende la visita a otros estercoleros o exestercoleros, como ese Palmétum, que no se sabe cuándo estará listo para visitas, aunque, como curiosidad, puede verse por su importancia histórica por ser lugar donde se depositaba la basura de Santa Cruz, y en la que estuvo instalado el lazareto, en el que padecieron y donde murieron, cuando fue hospital, miles de residentes afectados por la tremenda epidemia de peste o cólera, que, aunque se habla y se escribe poco de ellas, son uno de los acontecimientos imborrablemente negativos de la historia de Santa Cruz.

Y, a propósito, recomiendo al señor Bermúdez que, entre las visitas que recomiende a los forasteros, no esté el mirador de la playa de Las Teresitas, en lo alto de la montaña que la limita por el Norte, porque es otro estercolero repugnante y abandonado incomprensiblemente por el ayuntamiento o por la Autoridad Portuaria, si es la responsable. Una auténtica vergüenza. Pero, insisto, la intención del candidato José Manuel Bermúdez es buena. Que la cumpla es cosa de él y de su escogido grupo, a los componentes del cual, como dicen en el Ejército, el valor "se les supone", aunque aquí el valor se sustituye por competencia.