HA SIDO la estrella política más fugaz del universo socialista. Anunció que llegaba y se iba en el mismo acto, y en la argumentación ha dejado desnudo con las vergüenzas al aire a un rey que todos simulaban ver vestido. Carme Chacón se ha rendido en la primera atacada, rememorando la genial advertencia de "al suelo, que vienen los nuestros". Ha sido la "lideresa" más breve que nunca hemos conocido, porque estaba en la sombra, agazapada, callada y silente en una operación que ha sido más mediática y especulativa que política, dada su torpeza. Ahora nos dice que tenía un programa ilusionante, que desde febrero lleva preparando una alternativa para encabezar un proyecto socialdemócrata que se encuentra en la UVI.

Quería jugar creyendo que tenía un as en la manga, que Zapatero -sabedor y cómplice de la jugada- tendría capacidad para ungirla como la elegida, pero minusvaloró a los "pata negra" de su partido, auténticos maestros en el arte de la conspiración y, por lo visto, en salirse con la suya.

Ha sido por un instante la reina del "pudo haber sido y no fue", pero ni la puesta en escena ni sus ojos llorosos y apenados ni su aspecto frágil de juguete roto y decepcionado por los navajeos de sus compañeros pudieron tapar la potencia de la carga de profundidad que dejaron sus palabras. "En los últimos días hemos asistido a una escalada que ponía en riesgo la unidad del partido, la autoridad del presidente del Gobierno y secretario general, nuestra imagen colectiva, incluso la estabilidad del gobierno", dijo poniendo el dedo en la llaga de lo que ha ocurrido estos días en la calle Ferraz y los aledaños de Moncloa. No puso nombres a esos que estaban dispuestos a matar al padre con tal de coger las pocas migajas que queden de la herencia, pero no era necesario. Es también un secreto a voces que Rubalcaba, después de la petición de Patxi López de pedir un Congreso, está dispuesto a llevarse el gato al agua, que no quiere interferencias de ningún tipo y menos de quien él considera que no le llega ni a la altura del zapato: "la niña" Chacon. El presidente Zapatero es lo de menos, y su autoridad es ya prácticamente inexistente, porque como dejó muy claro el extremeño Fernández Vara "Alfredo solo aceptará ser candidato si tiene la total garantía de que también será secretario general del partido". Aquí no hay medias tintas que valgan: o el poder absoluto o se rompe la baraja y que salga el sol por Antequera.

Ahora nos pueden contar lo que quieran: que las primarias con un solo candidato no son un "dedazo" aunque lo son; que la ministra Chacón a los que ellos desprecian llamándole "niña", es decir, bisoña, ha demostrado una gran generosidad -¡ja, ja, a la fuerza ahorcan!- dejando el terreno libre a Rubalcaba. O, incluso, que su estrategia es perfecta, porque es una forma de tomar impulso para el futuro y no ser la perdedora de las próximas elecciones. Nos podrán decir que después del Comité Federal las aguas han vuelto a su cauce, que ¡de repente! todos son una piña, que caminan juntos como hermanos de una iglesia, pero la imagen de estos días no se borra con un "agua pasada no mueve molino". Al presidente del gobierno le han doblado el pulso y le han dejado desnudo con sus vergüenzas expuestas al sol. Le han devuelto a su etapa de Bambi, agrandan ahora su estampa olvidada de "Zapatitos" y le señalan como el culpable de todos los males para ocultar que todos ellos son cómplices del desaguisado. Quieren optar por el "rey muerto rey puesto", pero no desean que muera en su cama, sino a consecuencia de los puñales que afilan por minutos para que se cumpla la sentencia de Cayo Bruto: "Tú también, Bruto" -dijo el César al verse apuñalado por su protegido. Pues eso mismo debe pensar Zapatero.