Cada día son más las familias canarias que deben acudir a la beneficencia pública o la caridad de otros familiares y amigos para comer. Cada día son más los hambrientos vergonzantes que se ponen en fila a las puertas de los comedores sociales. Cada día son más también los disparates políticos que leemos, sobre todo en estos días en los que estamos jugando a la lotería, pues de una lotería política podemos hablar al referirnos a las componendas, combinaciones, traiciones, diversiones, premios mayores o pedreas a los que juegan los que dicen que son políticos y que han salido de otra lotería que se celebró hacer un par de domingos en las urnas.

Respetamos la voluntad de los electores y el sentido general de lo que son las elecciones. Respetamos al pueblo, bueno fuera que no. Pero el pueblo canario, tenemos que confesarlo con gran dolor, está "aborregado" desde hace siglos. Tuvo miedo en el pasado a los adelantados, a sus corazas y a sus esbirros. Luego lo atemorizó la Santa Inquisición, el látigo y la esclavitud. En la actualidad amedrantan al pueblo canario -es decir, nos amedrantan a los canarios- con el saqueo de los bienes que nos corresponden por nuestro trabajo y esfuerzo. Bienes que se van, y aquí desafiamos y retamos a quien diga que no, para España; para que los administre cualquier Zapatero o cualquier Rubalcaba.

En nuestra primera página de ayer informábamos de que la Cámara de Comercio de Tenerife considera que el Estado da a Canarias menos dinero del que le corresponde. Nosotros creemos que no es que le dé menos dinero; es que no le da el dinero, pues todo cuanto ha salido de estas Islas le corresponde a nuestra tierra. Hay una relación clara entre falta de dinero y hambre; desempleo y hambre; carencias de todas clases y hambre; sueldos de los caciques canarios y hambre. Y un día esto va a estallar. Recordábamos recientemente que el pueblo canario es pacífico, tranquilo y aplatanado. Pero todo tiene su límite. Un día, estos aplatanados pueden convertirse en perros furiosos que salen a morder. Eso es lo que nos atemoriza; eso es lo que no queremos. Y para evitarlo predicamos la decencia política en todas sus vertientes. Porque contra nosotros, los que predicamos el bien y la libertad, no vendrán; irán contra los que se encierran en instituciones y entidades a forcejear para ver quién recauda más, quién hace menos y quién comete más disparates. Un pueblo que podría ser serio en el caso de tener en sus manos las riendas de su destino se está convirtiendo en un pueblo cómico.

Acabamos. El profesor Castilla ha venido exponiendo soluciones económicas sensatas, viables y fecundas para el Archipiélago en tiempos de libertad. Confiamos en que continúe sus colaboraciones para que con la ayuda de esta vía llegue la independencia, que es la única salvación que tiene el pueblo canario. Una solución a nuestros males que no está en la Constitución española, ni en la partitocracia descarada, ni en el despilfarro con que gastan los políticos el dinero público, ni en el Gobierno autonómico, ni en los cabildos ni en las actuales corporaciones municipales. La solución está, lo hemos dicho muchas veces, en una nueva política administrada por nuevos políticos; administrada por hombres y mujeres que actúen con decencia siguiendo los principios de la honradez, la austeridad, la solidaridad, la buena gestión, el buen gobierno y el bien hacer para la comunidad en la que vivimos.

Para alcanzar ese buen gobierno resulta imprescindible que seamos un país soberano y con Estado, pues sólo la independencia acabará con la suciedad pestilente en la que estamos inmersos. No dudamos de las buenas intenciones de quienes se dedican actualmente a los menesteres políticos, por llamarlos de alguna manera, pero sí lo hacemos de su competencia y de la forma en que han llegado a estos puestos. Están viciados, o bichados, y no le sirven al pueblo. Todo lo que salga de las majaderías de los pactos que se tejen estos días no valdrá para nada. Sólo nos servirá, insistimos, la independencia que va a venir por todos los conductos y formas del mundo. Nos va a venir incluso de la mano del Rey de España y del Gobierno de España, como explicaremos en nuestro editorial del próximo domingo. Posiblemente cuando gobierne el PP de Rajoy, porque de este Partido Socialista no esperamos nada; es perverso y sólo ha servido para crear rencor y hambre en todos menos en los privilegiados del movimiento progresista.