Después de haber coloreado la misma noche electoral el mapa archipielágico con los ganadores autonómicos, insulares y municipales, sería interesante hacer lo mismo con los partidos que realmente van a gobernar cuando se constituyan las corporaciones. Sólo entonces seremos capaces de calibrar hasta qué punto pueden reírse los políticos de los ciudadanos. Y empleo el verbo reír porque las carcajadas sientan mejor a la salud que los enfados; la palabra adecuada es estafa.

Llevo varios días preguntándome por qué si la ley es severa con la publicidad engañosa de cualquier producto comercial, no persigue con el mismo ahínco a los políticos que prometen todo lo que se puede prometer y luego no lo cumplen, máxime considerando que esas promesas las hacen por escrito en sus programas. Lo mismo cabe decir de los pactos. ¿Votó alguien del PP por los candidatos de este partido para que luego hicieran alcalde a un concejal socialista, o viceversa?

Hay pactos que se entienden. Por ejemplo, el que posiblemente suscriban socialistas y populares en Granadilla para que la actual alcaldesa en funciones, Carmen Nieves Gaspar, no siga dejando como un solar a ese municipio y perjudicando a toda la Isla. La señora Gaspar es una de las principales responsables política, acaso la que más, de la paralización del Puerto de Granadilla. ¿Cuántos médicos, maestros, asistentes sociales y hasta bomberos se pueden contratar con 300 millones de euros adicionales que gasta Canarias en combustible por no utilizar el gas?

Cabe citar, igualmente, como ejemplo de pacto atípico PP-PSOE el que Fidela Velázquez, cabeza de la lista socialista en San Juan de la Rambla, asegura que tiene sellado y rubricado con el único concejal electo del PP en ese municipio. Parece que se acabó la estancia -nada menos que 24 años- de Manuel Reyes en la alcaldía. Un edil que personalmente me cae bien; me divierte. El otro día hasta me emocioné viéndolo vestido con una piel de cabra mientras celebraba una fiesta ancestral. Supongo que los vecinos de su municipio también se emocionaron. Lo malo -para Reyes, claro- es que luego cayeron en la cuenta de que los ritos aborígenes están muy bien, nadie lo niega, pero no resuelven los problemas cotidianos. Moraleja: mejor ponerse a trabajar que a ordeñar cabras vernáculas, como hizo Carolina Darias antes de darse el estampido que se dio en las urnas. La gente no es tan idiota como piensan algunos; o algunas.

Podíamos seguir con algunas excepciones más, que las hay, pero no vale la pena. Quizá otro día. Lo normal, lo correcto, lo decente, es que gobierne quien ha ganado. Verbigracia, Ricardo Melchior en el Cabildo pues tanto el PSOE como el PP, pese a los buenos resultados de Alarcó y Abreu, se han quedado bastante lejos de CC. Lo mismo cabe decir del Ayuntamiento de Santa Cruz, donde ha triunfado Cristina Tavío seguida a medio tubular por Bermúdez. Lo lógico es un gobierno municipal al cincuenta por ciento con Tavío de alcaldesa. Darle el bastón municipal a un señor que ha conseguido cinco concejales no es de recibo por muy buenas cualidades que tenga Julio Pérez para sacar adelante a esta ciudad.

En definitiva, singularidades todas las que sean necesarias; tomaduras de pelo a los electores o engaños a la ciudadanía, ninguno; eso no está bien.