AVECES me pregunto si merece la pena reiterarnos tanto en los análisis, a la fuerza tediosos, de lo que dicen, hacen o piensan que van a decir o a hacer los políticos por un lado, y los deportistas y famosos por otro, pues el escaso espacio que queda en los periódicos para las noticias poco o nada relacionadas con la política suelen ocuparlo el deporte y la frivolidad. Pero no el deporte en su máxima extensión, sino más bien sólo el fútbol. Y ni siquiera el fútbol en toda su plenitud, sino únicamente dos equipos que juegan en la máxima categoría. Incluso, si nos empeñamos en dar un paso más allá -aunque no sea necesariamente un paso al límite, a ese infinito matemático que volvió loco a Cantor y que todavía sigue sin estar demasiado claro-, debemos admitir que ni siquiera se habla de esos dos equipos en sus facetas deportivas -fichajes, tácticas de juego, etcétera-, sino en el aspecto trivial -frívolo decía antes, refiriéndome a otra cosa- de lo que dicen o dejan de decir, de lo que se acusan o se defienden y hasta de cómo se visten o se desvisten sus entrenadores. Personas o personajes "ambos los dos" -hoy me apetece escribir en plan mago o belillo- muy mediáticos.

Pese a todo, nos queda, por suerte, la opción de encontrar en los periódicos otras noticias que no cabe calificar como políticas, deportivas o de mero cotilleo. Noticias que, pese a ello, suelen ser las más leídas. Por ejemplo, y sin salir de la edición de ayer de este periódico: "Una plaga de ratas afecta a oficinas y celdas de Tenerife II desde hace meses". Se refiere dicho titular a la prisión Tenerife II, por si alguien todavía no lo sabe. Qué barbaridad. Sigamos con otros dos títulos curiosos: "El mejor país para nacer es Suecia y el peor Somalia", y "Los homosexuales tienen veinte veces más posibilidades de contraer el VIH". Respecto a la primera, me gustaría conocer a la lumbrera, al premio Nobel en ciernes que llegó a tan aguda conclusión. Y en cuanto a la segunda, qué decir salvo que cuando aparecieron los primeros casos de inmunodeficiencia adquirida, al sida se le denominó el "cáncer gay". Expresión con la que entonces -comienzos de los ochenta- titulé numerosas noticias en este mismo periódico, pero que hoy uso con cierta aprensión -o temor- no sea que me caiga otra condena por meterme en camisas de once varas sin venir a cuento y sin que nadie me lo pidiera ni mucho menos me lo agradeciese. Pero dejemos los vasallajes de la gleba para saltar a otra noticia no menos curiosa: "Estudian la causa de la longevidad de los centenarios españoles". Caramba. Decía Francisco Ayala -el escritor- poco antes de morir avanzados sus noventa que su secreto para tan luenga existencia consistía en dos vasos de güisqui al día y ni un solo minuto de gimnasia. Recomendación que también le oí a dos hermanas gringas casi centenarias, que habían recibido a la prensa interesada en su dilatada vida fumando un par de pitillos en sendas boquillas y con un vaso de whisky, cómo no, al alcance de la mano. "Siempre hemos hecho todo lo contrario de lo que nos recomendaban", se jactaba una de ellas.

En fin; todo un folio sin hablar de política; sin siquiera mentar la gimnasia a la que se negaba Ayala. Acaso toda una proeza.