1.- Ya OliviaStone, en su obra "Tenerife y sus Seis Satélites", editada por primera vez en 1887, en Londres, se lamentaba de la incultura de los canarios. Olivia Stone vino a las islas a finales del siglo XIX y las visitó todas. Su obra vio la luz en la capital británica y ha sido muy bien traducida al castellano, en dos tomos, gracias a la feliz iniciativa del Cabildo de la isla redonda. La relectura apasionada de la crónica de ese viaje de Stone, en la que se incluyen fotos y dibujos de su esposo, JohnHarrisStone, me da pie para hacer una crítica más o menos feroz de lo rebenques que somos. A las pruebas me remito. Ayer me llamaba un compañero de profesión, que no desea ser citado, lamentando que se califique de "mamotreto", y que se quiera derribar, una obra de DominiquePerrault, uno de los más afamados arquitectos del mundo. Un edificio, construido en terrenos aledaños a Las Teresitas, que pasearía el nombre de Tenerife por el mundo, que es respetuoso con el paisaje, que asoma muy poco a la superficie -casi todo él va soterrado- y que sería un lujo para la ciudad. Se lo quieren cargar jueces, fiscales y políticos. Parece increíble. Si incumple ordenanzas, que se den soluciones, no que se dinamite.

2.- Cuando se construyó en Santa Cruz el Muñeco de Nieve, del genial JiriGeorgDokoupil, uno de los artistas vivos más cotizados, cuatro mentecatos pintarrajearon la escultura que hoy es un referente de la ciudad y de la zona, fotografiada y admirada por visitantes de todo el mundo. Un insensato, al ver mi cerrada defensa del Muñeco -una paradoja en la tierra del sol-, cogió un spray y anotó: "Chaves, llévame para tu casa". Al margen de la graciosa frase, me lo hubiera llevado con muchísimo gusto, por supuesto. Menos mal que a nadie le dio por derribar la obra del famoso checo, aunque sí le han arrebatado la escoba algunas veces.

3.- La cultura de aquí es tan pobre que se reduce a cuatro estatuas espantosas de rotondas. Gracias a Dios se conservan las portentosas obras de la exposición de escultura en la calle, donde conviven Moore, Soto, Abad, CruzDíez y MartínChirino, entre otros. Criticamos a Calatrava y sus dos fantásticos edificios en Santa Cruz -el Auditorio y el Recinto Ferial-; y aún osaremos poner a parir el proyecto de la plaza de España, encargado a Herzog y DeMeuron, los arquitectos del Nido, el estadio nacional olímpico de Pekín, entre otras obras mundialmente famosas. Aquí no hay sino magos peludos y se extienden por todos los estamentos de la sociedad, desde el más bajo al aparentemente más sensible y culto. Un poco de seriedad, señores. Partida de rebenques.