EL EXBANQUERO español Mario Conde, quien fue una figura de las finanzas durante el período en que presidió el Banco Español de Crédito (Banesto), creo recordar, ha pasado por Tenerife y, en el antes llamado Casino Principal, que tampoco sé si sigue empleando esa denominación, ha pronunciado una conferencia en la que ha puesto muchos puntos sobre muchas íes.

El señor Conde, como se recuerda, y lo sabemos mejor los que ya trabajábamos en los medios informativos, fue famoso y, de pronto, sorpresivamente, comenzó lo que parece un inexplicable declive que lo condujo, incluso, a tener que entenderse con la Justicia, con la que, evidentemente, cumplió como es debido.

El exbanquero centró su disertación en la crisis que aún padecemos en España, en la revisión de un código de actuación y en la gestión, en las actuales circunstancias, de las entidades financieras. Y habló claro y contundentemente, exteriorizando su formación en lo profesional y sus conocimientos en la materia, acusando al Banco de España, guardián de nuestra situación económica, de no haber evitado a tiempo lo que se venía encima y, por tanto, haber estado en el origen de la crisis. Ha sido el conferenciante muy crítico con los políticos que no midieron, en su importancia y su cuantía, la tal crisis que se vio venir, de lo que también culpó a la sociedad y, en especial, a los empresarios, de los que dijo que se instalaron en la codicia, porque si hubo excesos inmobiliarios es porque muchos compraron pisos para especular.

El conferenciante culpa a las cajas de ahorros convertidas en bancos, con la presión equivocada o el consentimiento de los políticos, lo que significa una amenaza al modelo social, e insiste en el peligro para la economía local de que los bancos que proceden de la fusión de cajas de ahorros caigan en manos de empresas extranjeras.

Mario Conde, respecto a Canarias, es menos pesimista, pero advierte de que debe sacrificarse la urgencia en pro de conservar, por ejemplo, el renglón fundamental del turismo, aunque en este sector hay que contar con la competencia, y prepararse para mejorar los elementos de atracción, ya que el creciente crecimiento, que es aparente más que real, puede durar poco.

Analizado, más bien superficialmente, el contenido de la conferencia de Mario Conde, uno trae a la memoria aquellos momentos en que alguien sugirió crear una Facultad de Economía en la Universidad, como también se ha creado, con diferencia de meses, la Facultad de Ciencias de la Información. Recuerdo que, en el empeño, intervino un tinerfeño, que trabajaba, creo recordar, en el Ministerio de Información y Turismo.

La Facultad empezó a funcionar en varias universidades y hoy posee una la Universidad de La Laguna. Recuerdo que los economistas de aquella época anterior procedían, en Canarias, de la inolvidable y tan necesaria Escuela de Comercio, cuyo edificio, en Santa Cruz, no está siendo utilizado y cuidado con el esmero oportuno. Y quiero llegar a la conclusión de que antes, cuando a los economistas los formaba la Escuela de Comercio, con aquellos excelentes profesores encabezados por el gran don José María Segovia, no se conocían la tal crisis, el desempleo y otros tropezones económicos en Canarias. Y a uno le dan ganas de proclamar y hacer campaña por la restauración de aquel centro de enseñanza santacrucero que tantos buenos y ejemplares profesionales formó en sus aulas.