DESDE LA PERSPECTIVA de un profano, la economía tiene otra fórmula más expeditiva para resolverse, que no se pone en marcha por la falta de solidaridad general y por la carencia de escrúpulos en la clase dirigente. Me explico.

Acaban de formarse ayuntamientos, cabildos, diputaciones y gobiernos autonómicos, y los nuevos cargos llegan con ilusión y esperanza, por lo que no niego su voluntad de hacerlo bien. Debajo del brazo podrían traer el pan que permitiría disminuir considerablemente la principal lacra que nos azota, el paro. Las intenciones son buenas: reducir concejalías y consejerías, aglutinar departamentos, eliminar elementos que consideran superfluos…, vamos, que van a ahorrar hasta en papel de baño, y defenderán ese gran lema: austeridad en el gasto. Hasta hoy, el mal general, según opiniones solventes, está en unas autonomías derrochadoras y manirrotas. Aunque, si en algunas siguen mandando los mismos, no veo cómo van a economizar. Puede que se excusen, echándole las culpas a que la situación era otra, que las cajas rebosaban de dinero, y que ahora, al encontrarse vacías, no les queda otro remedio que apretarse el cinturón. Espero que se cumpla el dicho "no hay mal que cien años dure".

La realidad es que el principal problema de España está en el 20% de paro, y que en Canarias alcanza casi un 30%; pero mandarán los mismos. La reducción del paro supondría el aumento del consumo y más inversión. Y repito, como llevo haciendo los últimos años: esto es una pescadilla que se come la cola, y sin consumo no se crean puestos de trabajo. Viendo el programa de la Televisión Canaria "Canarios por el mundo", nuestros compatriotas que viven en otros lugares del planeta lo explican bien. Donde residen hay consumo, y se nota en la prosperidad de esas ciudades. Pero nuestros mandatarios siguen ciñéndose a eliminar lo superfluo, que no sé muy bien por qué antes era tan necesario, y no se dan cuenta de que lo que van a hacer es aumentar el paro, pues no sé dónde van a recolocar todo ese personal innecesario.

Hay buena voluntad y las medidas son necesarias, pero abogo por que serán insuficientes. ¿Cuál sería una buena solución? Que los cargos políticos reduzcan sus sueldos un 30%. Si hay nueve mil alcaldes en el país y cada uno disminuyera su salario, ¿no tendrían las arcas del Estado una ingente cantidad de dinero para invertir? Si además se suma el porcentaje de los cerca de cien mil concejales, más consejeros, senadores, parlamentarios nacionales y europeos, y la larga lista de políticos de segunda, asesores, ayudantes…, la tajada a recortar es enorme, y la gran tarta nacional no se vería mermada y habría suficiente dinero para ayudar y desahogar a autónomos y pequeñas y medianas empresas, el sustento económico de cualquier país. Sin olvidar el tema de los sindicatos, que no pueden seguir atiborrándose a tarta, aportando tan poco.

Los políticos tienen la palabra. Un alcalde que cobre setenta mil euros anuales se quedaría cobrando cincuenta mil. No me digan que con esta cantidad no se puede vivir como un marqués. Por eso mi mensaje es que comiencen a ser solidarios, y esta medida mejoraría la opinión generalizada que tenemos de la clase política, y acabaría con la insufrible acampada de los "indignados", que ya está afectando a los ciudadanos, por no hablar del mal aspecto que da al visitante.

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