1.- Humberto Bello,de Blex, me ha encargado un texto relativo al Mencey para incluir en un libro sobre el hotel. Viví dos años en ese establecimiento y sobre mi modesta persona se crearon dos leyendas, al menos que yo sepa. Una, que jamás pagué una factura de mi estancia. Y dos, que me bebí, también de baracalofi, todo el vino de la bodega, incluida la reserva del 70 para Entursa de las bodegas MartínezLacuesta. Las dos son falsas. Pagué religiosamente mi tarifa -eso sí, reducida, de larga estancia- durante esos dos años y también el vino que consumí, que fue bastante, porque yo en esa época trasegaba no poco. Algunas veces en buena compañía: la de mis amigos Alfonso Román Marcos, a la sazón director del Mencey, y de su sustituto, Manuel Iruela, también llamado "Manolo el Rápido", por razones que no vienen al caso. Aunque el director más pintoresco del Mencey fue un tal Díaz Recio, que se rompió un dedo del pie matando una cucaracha. Fue el encargado, en la noche de los tiempos, y siendo titular del hotel Moreque de Los Cristianos, de dar alojamiento allí a Elizabeth Taylor y Richard Burton, los dos difuntos, que también pernoctaron en el Mencey por la misma época.

2.- A mí en el Mencey me ha pasado de todo. Una vez estaba yo en la barra, tomándome una cerveza, se me pone un tipo al lado, giro la cabeza y me encuentro al mismísimo y admirado Bono, el líder de U-2. Casi no me da un soponcio. En el Mencey murió el maestro Lecuona. En el Mencey, olvidado debajo de la cama de una azafata nórdica, encontraron las camareras una sofisticada máquina para hacer el amor, cuyo destino ignoro, pero que causó admiración entre los empleados. En el Mencey, un cierto periodista deportivo, ya extinto, lanzó un pollo verde sobre los lustrosos zapatos blancos de un conocido tinerfeño, también fallecido, que respondió al agresor con un pedazo de tarta de nata en sus borceguíes. Puede contarlo mi compañero, y sin embargo amigo, LuisOrtega, que se encontraba presente.

3.- En el Mencey se construyó una de las leyendas más disparatadas del planeta: se dijo que a un conocido funcionario del Cabildo, que jamás iba a trabajar, lo encontraron en La Esperanza en bañador, con tubo y aletas, sobre un pino, en medio de un incendio. La explicación que se dio fue que un avión de extinción de siniestros lo recogió en su panza cuando nadaba, en horas laborables, en las inmediaciones del Club Náutico, y lo lanzó, junto con el agua, en el paraje montañoso, depositándolo sobre un pino. Hubo gente que se creyó esto, perpetrado en el bar del Mencey. Hay quien dice que lo mejor del Mencey es la Tasquita de Enfrente. Puede ser.