EN EL ÚLTIMO trimestre se han colocado en el Estado casi 212.000 desempleados. El paro descendió en junio en 67.858 personas, lo cual no quita para que el número de afiliados a la Seguridad Social caiga después de tres meses al alza (el sistema ganó cotizantes en junio del año pasado). Se ha perdido en este mes el 1,12% y 5.612 afiliados, explicables según el secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado, por la finalización de actividades -como las escolares en junio-, las restricciones en el empleo público y la bajada de contratados del sector agrícola, perjudicado por la crisis del pepino.

El desempleo baja por el factor estacional, los servicios han sido los responsables del grueso de la mejora en un mes marcado por el comienzo de la temporada turística. Si se eliminaran del dato general los efectos asociados, el paro aún seguiría creciendo en 31.026 personas, según indica el dato desestacionalizado.

En Canarias, siendo un éxito de los touroperadores y el gobierno haber conseguido encauzar los efectos de la inseguridad en los países del mundo árabe y siendo las temporadas distintas, estamos en las mismas. El paro baja, pura y simplemente porque viene más gente, cosa que primero responde a una situación que podemos considerar anormal en cuanto a la competencia y segundo que lo que se crea es de una provisionalidad acentuada y hasta crónica.

Una de las cosas que se puede deducir de un análisis es que la reforma laboral implantada hace justo un año -junio de 2010- no está sirviendo para nada. Se reducen los desempleados exclusivamente porque vienen más turistas. Las empresas de este sector y aledaños tienen tanta necesidad de contratar provisionalmente mientras duren las expectativas de mayor demanda que aunque tengan reticencias y aumenten la presión sobre sus actuales plantillas, tienen que hacerlo.

La brecha entre fijos y temporales ha vuelto a incrementarse al descender los primeros y crecer los segundos, tanto en el mes como en el año. La fórmula indefinida retrocede un 8% respecto a mayo y casi un 4% en los últimos 12 meses, mientras la temporal avanza un 2,7% en el mes y un 1,6% en el año.

Porque fíjense, un 70% de los afortunados que tienen empleo reconoce que en el último año han visto aumentadas sus cargas de trabajo sin que a cambio hayan recibido ninguna prestación económica por parte de la empresa, según el informe "Workmonitor", de Randstad. El estudio revela que solo los húngaros (71%) están por delante de España, que comparte el segundo lugar del ranking con Polonia, en cuanto a esta percepción. Por detrás se encuentran Grecia (68%) y Eslovaquia (67%). Por el contrario, los trabajadores europeos que están menos preocupados por esta situación son los holandeses (48%), seguidos de los luxemburgueses (55%), mientras que países como Francia y Alemania presentan un porcentaje del 66% y del 62%, mostrándose en consonancia con la media comunitaria, que está en el 62%.

Es decir que, aceptando que la economía de las zonas centrales de Europa y EEUU tocó fondo en los últimos trimestres de 2010 y que su crecimiento es muy lento, a nosotros lo que se nos transmite es más trabajo sin rendimiento y por un simple efecto estacional y de calamidad de nuestros competidores cualificados.

En concreto, y salvo ese incremento turístico tan localizado en tiempo y en espacio, yo veo menos actividad y movimiento ahora que en el año pasado. Y en el año pasado que en el anterior. Y en el anterior que en el anterior.

Está bien que llevemos todos estos meses reduciendo oficialmente las cifras desde techos inverosímiles, pero insisto en que la sangría de montantes y ahorros particulares desviados hacia las altas esferas es cada vez más exasperante y letal para los ciudadanos de la periferia y no da pie a ninguna reactivación de la demanda. Por mucho que nos coloquen trenes, vamos año a año hacia un mayor empobrecimiento comparativo del archipiélago.

Siendo un problema conjunto de la periferia, bajo mi punto de vista no es ningún disparate el planteamiento de la independencia en el plano económico de Canarias con respecto a Europa y con respecto a España, ya no solo por cuestiones de que se chupe más o menos el jugo del fruto actual sino por la posibilidad y opción sobre otros frutos a los que incluso por el bien de España puede accederse.