EL PARTIDO Socialista, al igual que ya lo hizo su secretario general en Canarias, don José Miguel Pérez, el cual se cargó sin remedio a la organización y militancia del PSOE en la isla y en la capital tinerfeña, ha vuelto a hacerse un mal a sí mismo con ese consejo, más bien un mandato, enviado por la dirección por medio del ministro, que ya debe ser "ex" y portavoz, José Blanco, quien fue mensajero de la recomendación que la dirección socialista hizo al senador y presidente del Cabildo Insular de La Gomera, Casimiro Curbelo, por lo de los incidentes en un sitio no muy recomendable de Madrid.

No tuvo en cuenta la tal dirección el informe favorable a Curbelo por parte de personalidad tan destacada en el PSOE como Jerónimo Saavedra, presidente del partido en la región, exministro de Educación en el Gobierno de Felipe González y presidente del Gobierno de Canarias, así como de otro presidente del mismo Gobierno, Lorenzo Olarte, que no es socialista pero conoce la gestión de Cuberlo y sabe lo necesario que es este militante del PSOE en la isla de La Gomera, cuyo Cabildo preside desde varias legislaturas atrás.

Presionado de esa manera por los jerifaltes, que hasta ahora tuvieron a Curbelo como uno de sus mejores dirigentes que ha dado tantos miles de votos a los socialistas en La Gomera y en Canarias, Curbelo optó por dejar el Senado después de varios años, pero sabiendo que los gomeros lo consideran insustituible en una labor en la que falta bastante por hacer; conserva su cargo en el Cabildo porque se lo piden los mismos gomeros que lo vienen eligiendo años atrás durante ocho o nueve consecutivos. Casimiro Curbelo justificó su decisión en que no quiere hacer uso de los derechos que tiene como miembro de la Cámara Alta sino que se le tenga y considere como cualquier ciudadano, y sostiene que se demostrará la inocencia que ha proclamado desde el primer momento.

Hecha pública la decisión del presidente del Cabildo, los gomeros, al lamentar la contrariedad que ha supuesto su dimisión como senador, celebran la continuación de Curbelo en el Cabildo, porque quien lo conoce, y muchos que no lo conocen, saben de la gran obra que, en todos los aspectos, ha llevado a cabo el presidente del Cabildo, obras cuya realización no cabe en este escrito ni en muchos otros.

En cuanto a reacciones de varios políticos, ya mencioné uno de ellos en comentario anterior, pero un pacto de conveniencias, como el del Gobierno de Canarias, aunque tenga visos de seriedad y entendimiento, nunca será sincero del todo y son muchos los de CC y socialistas los que, no conformes con sus acomodaticios aliados, cantarán como gallinas respondonas, y eso ocurrirá también con el caso de Curbelo, al cual se le adorna según la canallesca demostrada por los disconformes, los envidiosos y los celosos que nunca perdonan al que triunfa.