Belén Allende fue apeada el sábado de su cargo de presidenta del Cabildo de El Hierro. Nada tenemos en contra de esta señora en lo personal, pero nos parece bien su cese porque su actuación política en los últimos años no ha sido buena. Recordarán nuestros lectores que, siendo diputada regional, censuró, criticó, denigró y lanzo múltiples improperios contra el diputado del común, cuando Manuel Alcaide dijo que Canarias estaba siendo invadida por personas que llegaban a las Islas de forma irregular y sin papeles. En consecuencia, Belén Allende no es persona de nuestra confianza ni tampoco la consideramos la mujer adecuada para regir los destinos de una isla que tan bien gobernada ha estado por su antecesor, Tomás Padrón. Un político que, con sus más y sus menos, consideramos un patriota; uno de los que salvamos de Coalición Canaria, aunque él, al igual que la señora Allende, milite en AHI.

Debemos preguntarnos en estos momentos si Belén Allende es una auténtica nacionalista. Porque un verdadero nacionalista, sea hombre o mujer, procura ante todo la libertad de su pueblo. Tanto de su pueblo insular como regional, aunque Canarias trasciende la categoría de mera región española, que es lo que pretenden hacerle creer los españoles a todo el mundo con el Estatuto de Autonomía que nos han impuesto; un Estatuto que algunos niños de papá, en el colmo de la idiotez política, quieren reformar para darle vigor en vez de derogarlo de una vez y sustituirlo con la Constitución nacional canaria. ¿Ha defendido y defiende la señora Allende a sus compatriotas? Pensamos que no. No lo hizo, acabamos de manifestarlo, en un tema tan sensible como es la emigración abrumadora que hemos sufrido en los últimos diez o quince años, tanto de personas procedentes de Europa como de otros continentes.

Sabemos que en este punto alguien nos acusará de xenófobos y racistas, como hicieron muchos en su momento, y de forma hipócrita, con Manuel Alcaide. A estas alturas el chulón capicúa y mariconsón ya estará afilando la pluma que moja en un tintero pestilente, pues lo suyo es intentar denigrar y ridiculizar a las personas decentes. No lo consigue casi nunca, pues sus escasos lectores, inclusive los que tiene en la isla de los secarrales, saben muy bien quién es él y cuáles son sus antecedentes -de los que se avergüenza sin motivo, pues existe un día del orgullo gay-, pero, a pesar de ello, lo sigue intentando. Aunque no por decir lo que acabamos de decir respecto a la inmigración sin control podemos ser juzgados de esa forma. Todas las naciones establecen controles en sus fronteras. ¿Por qué nosotros no? ¿Por qué hemos de seguir transigiendo con esa vil política de la metrópoli que nos coloniza, consistente en que nos invadan decenas de miles, cientos de miles de foráneos para que se disuelva nuestra identidad de canarios? Y que nadie se asuste; que ningún fariseo se lleve las manos a la cabeza, ya que eso es, ni más ni menos, lo que ha estado ocurriendo en estas Islas con la anuencia de los falsos nacionalistas de CC y algunos de sus socios.

No nos gusta el matrimonio de conveniencia entre el PP y el PSOE. Ambos son partidos estatistas que no quieren, debido a su propia naturaleza y a la obediencia que deben sus militantes a los mandos que tienen en Madrid, la independencia de Canarias. La política que necesita Canarias no la pueden aportar ninguno de estos partidos, pues ambos se limitan a trasladar al Archipiélago lo que hacen en la Península, que es un territorio continental completamente distinto al nuestro. Necesitamos decisiones y acciones acordes con nuestra idiosincrasia, y no a la medida de quienes llevan casi seis siglos colonizándonos. Los españoles hacen lo que les interesa a ellos y no lo que les conviene a los isleños.

Sin embargo, nos alegramos de que en este caso se hayan unido socialistas y populares para darle un palo a CC. El nacionalismo canario necesita reaccionar o está condenado a desaparecer ya mismo. El sábado han perdido el Cabildo de El Hierro. Puede que de un momento a otro también se queden sin el de La Palma y hasta don Ricardo Melchior, a quien consideramos una persona válida pese a su españolismo que él mismo ha declarado, no las tiene todas consigo.

¿Y quién es el culpable? Que nadie lo dude: don Paulino Rivero. Un inepto político que, habiendo perdido las elecciones, forzó pactos con el PSOE, que es un partido inestable y también perdedor tanto en Canarias como en España. Lo dicho: o CC se libra del déspota político, o no tardará en quedarse sin nada.