La hecatombe financiera de finales de 2008 provocó un colapso del crédito que dura hasta la fecha. Este ha estrangulado el sector privado, llevando a una anemia económica de la que no es fácil salir. La necesidad de recapitalización de los bancos y los estímulos económicos desde el sector público han aumentado de manera desorbitante la deuda pública neta como consecuencia de abultados déficits. Estamos ante una segunda recesión, sin que existan márgenes de maniobra desde el sector público. Por último, ahora sale el FMI con que la banca europea necesita una recapitalización de entre 200.000 y 300.000 millones de euros.

Es evidente que la solución de los problemas no vienen desde el sector público vía déficit, y lo que es un escándalo es que haya que cubrir las vergüenzas de la banca de nuevo.

Las pequeñas y medianas empresas son las que dan vigor a la economía y crean empleo: durante estos últimos cuatro años han soportado, como el santo Job, el cerrojazo bancario. Si la banca quiere recapitalizarse, que acuda a los mercados de capitales como cualquiera; y si sufre, que mejore su eficiencia y haga una buena gestión, para que le presten, pero ni euro del sector público.

Menos mal que en Europa se impone el principio del equilibrio presupuestario. Debería ser un principio inviolable. Europa, EEUU y Japón están endeudados hasta las cejas; el margen de maniobra desde el sector público es cero.

Los políticos son seres normales. En estos momentos no saben qué hacer para sacarnos del atolladero. La economía mundial está a la deriva y sin timón.

La única salida tiene que venir del sector privado: volver a la normalidad en las pautas de consumo y volver a crear un clima positivo para que la gente se lance a crear empresas y empleo.

No creo en el sector público como elemento dinamizador de la economía: es tarea del próximo Gobierno racionalizar los servicios públicos, dimensionando el sector público con un coste razonable. Hay que crear una cultura de que el trabajo sale del sector privado, no de enchufarse en las Administraciones públicas de por vida. Hay que eliminar la cultura de que lo óptimo es sacar una oposición y tumbarse a la bartola.

Creo que lo que necesita España es salir del diván del psiquiatra: hay que erradicar la palabra crisis de nuestra conversación diaria, en la televisión, en la radio, en los periódicos, y del debate político. Necesitamos comenzar a movernos en positivo desde que nos levantamos y comenzar a salir de la parálisis de actividad en que nos encontramos.

Ignacio García Fariña

Un griego

Con absoluta certeza, a la siguiente y somera relación de despilfarros el lector podrá añadir cuantos tenga conocimiento y que no figuran en los relacionados a continuación:

Talleres de masturbación, cuatrocientos euros, embajadas autonómicas (tanto en el extranjero como en territorio nacional), coches oficiales y teléfonos móviles a discreción, tarjetas oro a gogó, televisiones autonómicas, papeles para todos, ominosos privilegios de la excesiva casta política, duplicidad de cargos, entrada multitudinaria de amiguetes afines en la función pública, aeropuertos fantasma, miles de asesores de cientos de reconocidos incompetentes, regulaciones masivas, subvenciones filiales, vergonzosas y claudicantes traducciones, alianzas de civilizaciones...

Si a esta enumeración, con los añadidos pertinentes, le ponemos música de sirtaki podremos deducir y temer, sin la más mínima duda, que a partir del 20N nos van a hacer "un griego".

Manuel Villena Lázaro

(Granada)