COMPRENDO y valoro el temor de los ciudadanos laguneros, cuando de vez en cuando saltan a la prensa informaciones que hablan de reformas urbanas y nuevas construcciones. Una de ellas, la que contempla la erección de un centro comercial en el solar de Las Quinteras, vuelve a generar fundadas críticas por la posibilidad de que se atente contra el equilibrio arquitectónico del casco histórico.

Este solar, cercano a la Casa de Anchieta, declarada BIC en 1986, obtuvo la aprobación este mismo año del área de Patrimonio del Cabildo tinerfeño para retranquear la acera de la calle Las Quinteras, con la intención de dejar ese espacio más libre para lucimiento del histórico inmueble, de forma que se pudiera destacar e incluir en el entorno monumental, sin quedar prácticamente ahogado por las construcciones anexas, como ocurre con la ermita de San Miguel si no se remedia el proyecto de construcción del nuevo mercado municipal. Otra incógnita a dilucidar será cuando las partes interesadas decidan qué tipo de proyecto se va a erigir para que no dañe el equilibrio arquitectónico de las edificaciones que circundan la plaza del Adelantado. Si les soy sincero, no dejan de inquietarme las palabras del actual alcalde, Fernando Clavijo, cuando, en referencia al mercado, ha expresado que "tendremos la oportunidad de tener una representatividad de la arquitectura del siglo XXI. El de La Laguna será el mejor mercado de Canarias y tendrá un modelo de gestión distinto del llevado hasta ahora". De acuerdo con lo del siglo en que vivimos, don Fernando, pero ¿y el entorno? ¿Acaso no pone en peligro el título de Patrimonio de la Humanidad?

Resulta muy fácil formar una comisión donde primen más los intereses mercantiles que los históricos y culturales, sin importarle para nada las consecuencias irreversibles cuando el proyecto esté del todo consumado. Por ello aún estamos a tiempo para recordar a esa supuesta comisión de intereses que los bienes inmuebles son patrimonio de toda una comunidad, que en este caso ha vivido y vivirá al amparo de las sombras de los majestuosos caserones de antaño. De no obrar con equidad, corremos el peligro de fomentar su desaparición a medio plazo.

Algo similar puede ocurrir con el centro comercial de Las Quinteras, en donde el proyecto del arquitecto Julián Valladares rompe con la armonía estructural del entorno si no se toman antes medidas de modificación. Al menos en lo que atañe al frente que asoma por una esquina a la citada plaza del Adelantado. Sirva como ejemplo de estilo integrador el ya construido del hotel Nivaria, cuyo aspecto, a pesar de ser moderno, no desequilibra el conjunto general de los edificios circundantes.

Otro temor que mantengo es el que respecta al frontal del edificio de los juzgados, ya que en su día presentaba en la maqueta una fachada absolutamente modernista, rompiendo así totalmente el equilibrio con el conjunto anexo de la ermita de San Miguel. Aunque espero que esto último haya sido debidamente modificado, a falta aún del complementario del nuevo mercado municipal.

Jamás me he manifestado en contra del progreso, siempre que este sea bien entendido. Por ello comprendo que el nuevo centro de Las Quinteras deberá contar con modernas dotaciones comerciales, además de aparcamientos subterráneos que sean complementarios de los citados mercado y juzgados, pero siempre conservando esa armonía estructural que en 1999 nos convirtió en Patrimonio de la Humanidad. Por ello, me quedo con la frase de que "el Ayuntamiento podrá exigir a los adjudicatarios las variaciones al proyecto que hubieran sido sugeridas por el jurado", o las que pudiera establecer el propio Consistorio "por razones técnicas o económicas". Y yo añado también las históricas.

Espero y deseo que estas variaciones sepan conjugar los intereses mercantiles con el deseo general de los laguneros y los que no lo somos, pero que apostamos por el respeto debido a todo entorno monumental. Pues son muchas las cicatrices indelebles que vamos coleccionando en la piel de esta Isla que nos ha visto nacer y que nos dará el cobijo merecido.

Veintitrés millones de euros son muchos millones para caer en el peligro final de desvirtuar para siempre un casco histórico.

Así, pues, tanto el nuevo mercado como los juzgados y el centro comercial de Las Quinteras deberán estar en consonancia con la villa de Abajo. Lo contrario atentaría abiertamente al patrimonio, que es el mejor legado para nuestros descendientes.

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