ESTAMOS en días de celebraciones. Cada cual hace de estas fechas, y de este día concreto que antecede a la Natividad de Jesucristo, una forma de evasión o de recogimiento familiar. Nuestra tradición hispana tiende a la reunión en familia, al reencuentro. Y a comer y beber como si nunca se hubiera comido o bebido. Ojo con los excesos, pueden ser graves para la salud. Y no está de más acordarse del cuerno de África para poner cierto límite a nuestra gula.

Nacimientos que tratan de hacernos recordar el origen de nuestra era: después de Jesucristo. Nacimientos, o belenes, se montan por doquier. Unos son humildes, pero hechos con amor, en muchos domicilios, aunque presiento que cada vez menos por la dinámica restrictiva y laicista con que se ha venido condicionando a nuestra sociedad. Otros nacimientos son folclóricos. Y algunos son obras de arte en movimiento, luz y sonido. Todavía recuerdo el que, siendo niño, iba a ver a los almacenes Simeón en Madrid. Desde hace bastantes años aquellos almacenes dejaron de serlo; el edificio es hoy un hotel. Aquí, en Santa Cruz de Tenerife, todos los años nos obsequia CajaCanarias con uno maravilloso que produce deleite en mayores y niños.

Otro nacimiento se ha producido en estos días: un nuevo gobierno gestado a partir de la votación mayoritaria de los españoles en las pasadas elecciones generales. Un nacimiento cuyo niño no viene con un pan debajo del brazo. Pero sí que apunta maneras de organizar al país en su conjunto para que seamos capaces de salir de la ciénaga en que nos metió el Gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero. Y digo Gobierno porque con él estaban ministros/as que hoy reniegan del que fuera su presidente. Cómo si ellos/as no hubieran tenido nada que ver en el entuerto. ¡Qué desvergüenza! ¿Puede alguien fiarse de gente así? ¿Por qué no dimitieron del cargo si no estaban de acuerdo con los postulados de su presidente? Ay Carma..., Carma, por más que tu consorte te allane caminos hacia Ferraz tú no dejarás de ostentar el baldón que te otorgaron los estudiantes en la Universidad de Gerona, allá en Montelivi.

Y pues que de nacimiento vamos, quiero cerrar con algo más lúdico y de fina burbuja: el "espumoso afrutado" de Brumas de Ayosa. Ha venido a nacer en estas fechas tras la gestación en botella, como si de un niño en la placenta de su madre se tratase, presentándose a la sociedad. Un espumoso elaborado como los grandes champagnes (de Francia) o los buenos cavas (de Cataluña), pero que por aquello de las "marcas registradas" no puede llamarse champán ni cava y ha de atenerse a "vino espumoso de calidad producido en...". Este afrutado viene a darle una sutileza semidulce a sus progenitores Brut Nature y Brut Reserva Nature, que son secos y que en nada tienen que envidiar a aquellos cuyo origen está en Francia o en Cataluña. Este espumoso afrutado habrá de ser muy querido por el gusto femenino, a buen seguro. Y supone otra variedad, también, para el consumidor masculino.

No sé si este "niño" vendrá con el pan debajo del brazo. Pero viene de un buen padre que ha obtenido la Medalla de Oro en la 1ª Feria de Muestras de La Coruña 2011. La enología canaria, y Canarias en su conjunto, debe sentirse orgullosa de producir este "espumoso" que no puede llamarse "champán" por imperativo legal. Felicidades a la Bodega Comarcal Valle de Güímar por ese premio y por este nuevo producto. Felicidades, también, por las fechas de Natividad en que nos encontramos y que extiendo a todo aquel que tenga a bien posar sus ojos en esta columna.