NO SON estos días propicios para el odio, el rencor, o las rencillas. Sin embargo, no podemos contenernos ante el demonio que nos gobierna en Canarias. Aunque tal vez lo propio sería hablar de demonios, ya que no es uno solo sino dos: Paulino Rivero y Ángela Mena. Dos buitres políticos que han arruinado a estas Islas y acabado con su partido. Canarias está demonizada por culpa de esta pareja rumana y de sus cómplices. CC tiene que quitárselos de encima sin esperar más, pues mientras los mantenga en el poder nunca levantará cabeza. Ese ha de ser el inicio de un camino para que este Archipiélago, que ya es una nación, tenga también su Estado. Para que cuente con su propia Constitución, sus propias leyes y su propia Justicia, impartida por jueces propios y no por destinados a estas Islas desde la metrópoli. Algunos de esos jueces, sobre todo una, hacen y deshacen a su antojo lo que les viene en gana, imponiendo el temor y no la corrección. Dando a cada uno lo suyo, que es una máxima de la Justicia. Como la Santa Inquisición: en el pasado con torturas de potro y cepo; hoy con multas inconcebibles, prisión y otros castigos sin medida.

Una libertad, una independencia que no podemos conseguir mientras Paulino Rivero esté al frente del Gobierno regional, porque ha demostrado que es un traidor político a su pueblo.

"Los barones de CC en Tenerife culpan a Rivero del ascenso del PP en sus feudos", titulábamos ayer una noticia. ¿Y por qué no lo echan de una vez? ¿A qué esperan? ¿A que acabe con todos y con todo? ¿No se han dado cuenta todavía de lo dañino que es este hombre como político? ¿No se han dado cuenta de su despotismo, de su ineptitud, de su torpeza y de su necedad? Recogíamos en esa misma noticia que muchos dirigentes tinerfeños de Coalición Canaria exigen un adelanto del congreso nacional del partido para reconducir las políticas seguidas. Afirmamos que la primera decisión que deben adoptar es la expulsión inmediata del matrimonio demoníaco. Acto seguido, procede que realicen una declaración formal de que el objetivo de CC es, a partir de ahora, la consecución de la independencia de esta tierra. Eso es lo que le corresponde a un partido nacionalista y no los actuales enjuagues con los políticos del país que nos coloniza, porque eso da vergüenza y nos produce asco a los patriotas.

Añaden los dirigentes nacionalistas insulares (aunque en realidad no son nacionalistas hasta que adopten como primordial el objetivo de la independencia) que el rumbo tomado puede conducir a que el partido lo pague en el futuro si no se adoptan medidas más drásticas. No en el futuro: lo están pagando ya. ¿O es que no se han dado cuenta todavía del varapalo electoral recibido el 20 de noviembre? ¿Tampoco se han dado cuenta del sufrido en las elecciones autonómicas y municipales? ¿Nadie les ha dicho que han desaparecido en la tercera isla y que han perdido más de 50.000 votos en Tenerife? ¿A dónde piensan que van por ese camino? Nosotros se lo diremos: a la desaparición. Si no se desprenden del necio y de la necia, y si no se adentran en el camino de la soberanía, delenda est CC. Caput. Se dice que CC es un partido escindido. Es verdad. Y el culpable no es otro que quien se entregó a los socialistas, y de paso les entregó los ayuntamientos de Santa Cruz y La Laguna, así como el Cabildo de Tenerife (las principales instituciones de la Isla) para mantenerse él en el poder y seguir volando en helicóptero como un potentado, aunque no es un potentado sino un mago bruto. Qué despotismo. Qué irresponsabilidad. Qué cinismo. Qué caradura. Qué deslealtad con el pueblo canario y su bienestar.

Estamos viviendo unas Navidades tristes por culpa de Paulino Rivero y Ángela Mena. Unas Navidades en las que sigue habiendo colas para comer y en las que en muchos hogares canarios no entra ni un euro al mes. Unas Navidades que muchos isleños no podrán disfrutar porque no tienen salud; y no la tienen porque siguen en las listas de espera hospitalarias para ser atendidos de sus dolencias. Pero nada de esto preocupa a los déspotas políticos que han usurpado el poder porque no fueron ellos, sino el PP de José Manuel Soria, los que ganaron las elecciones.

Lo decimos un día más: esto no se arregla siguiendo como comunidad autónoma de España, lo cual supone ser una colonia disfrazada; esto se arregla teniendo Canarias su Estado, su Constitución y su Justicia propia. Se arregla teniendo el poder los verdaderos patriotas, y no CC con sus validos y coaligados.