1.- Tengo motivos para estar contento. Porque mi familia ha triunfado en esta Navidad. Mi primo, , propietario de la muy famosa administración de loterías de Los Realejos El Gato Negro, repartió 7,5 millones de euros en el sorteo más importante del año. Y mi madre y mi hermano Aquillo compraron dos décimos de lotería en La Guancha y fueron agraciados con 20.000 euros cada uno. Daba gusto ver saltar de alegría a mi cuñada Marili, que ahora tiene un problema: no sabe cómo gastárselos. Mi madre ha sido más práctica: los ha metido en CajaCanarias, de momento. No había yo tenido nunca tan cerca la suerte y es bonito eso de que la familia reparta premios y reciba premios. Para ellos ha sido una dulce Navidad por esos motivos. Y para tanta gente de ese Norte, que no lo estaba pasando bien y que ha recibido un buen pellizco para hacer más leve la crisis. Me han emocionado algunas escenas de gente humilde abrazada a su décimo, cuyo premio le permitirá seguir tirando en este valle de lágrimas en que han convertido a las islas. Por fin, Canarias ha tenido suerte, como los parroquianos de ese bar de La Victoria, que se han embostado gracias a El Gato Negro. Llamé a José María, pero no lo localicé, para felicitarlo. Es una excelente persona y un gran trabajador que se merece haber repartido ese premio. Un abrazo muy fuerte.

2.- Para mí ha sido el auténtico Día de la Salud. Ni un puto euro. Espero que el Niño me traiga sus bondades en forma de décimos premiados. Si les digo la verdad, no tenía la más mínima esperanza. No soy demasiado afortunado en los sorteos. Mi padre jugaba a todo durante cincuenta años y sólo le tocaron 400.000 pesetas en los ciegos, después de haber invertido millones. Llegó a pagarle con letras de cambio a Domingo el lotero, un personaje que iba con su maletín al Puerto de la Cruz y le vendía lotería a todo el mundo. Cuando mi padre murió encontramos en un armario cientos de décimos, que él coleccionada, una vez que comprobaba su inutilidad. El Puerto de la Cruz fue protagonista de un sorteo de la Lotería Nacional, en la noche de los tiempos: la embarcación de la Virgen del Carmen ilustró un sorteo del mes julio, con motivo de sus fiestas patronales. Yo encontré esos décimos en una tienda de postales antiguas de Madrid. Los conservo, enmarcados.

3.- En fin, unas Navidades dulces para mi familia. Lo celebramos el día 25, como corresponde, con una opípara cena, con brazo gitano y pan de jamón de la Dulcería Soto, de Santa Cruz, donde mis amigos Guillermo y Fran fabrican pasteles, dulces y otros manjares con manos de santos, aunque no lo sean. Ahora a ver si el Niño es más generoso conmigo, aunque lo dudo.