Hace tiempo, un amigo mío, de profesión ingeniero, hablando de las manifestaciones de Dios a los hombres, me comentaba: a un dios creador lo comprendo dentro de mis limitaciones humanas; yo hago cosas minimizadas al contemplar lo grandioso del universo.

Un dios redentor... también entra dentro de mis parámetros humanos. Yo daría mi vida por mi mujer por mis hijos. Y hasta por un amigo, o incluso por un desconocido. Te vuelvo a repetir que desde un punto de vista humano, ya que el sufrimiento de dios-hombre, con todo lo que lleva (solo, desamparado, acosado, ridiculizado y martirizado), es incomparable a lo que pueda ofrecer cualquier hombre.

Pero un dios que se encarna, que se hace hombre. Que en un determinado momento de la historia de la humanidad se para el tiempo y es tiempo de dios para incorporarse con fecha y hora a nuestra vida, desde la ternura que nos produce ver a un recién nacido.

Comienza como cualquier ser humano. Niño indefenso, sencillo, en el seno de una familia humilde, y a los que primero se manifiesta es a los que comparten con él el rechazo de los bien instalados en su economía tal vez sostenible.

Nace en Belén en un establo, ejemplo para los que quieran vivir sin pretensiones, y en esa sencillez puedan caminar con él. Los niños se entienden bien, se comprenden, juegan porque sus juegos son universales, como su lenguaje. Lo peor es hacerse mayores, suficientes; entonces corremos el riesgo de olvidar que fuimos niños y pudimos jugar con el niño-dios. Es bueno no ser desmemoriados y tener presente, actualizando una infancia, que ya sería espiritual, para comprender, desde la sencillez, sin "complicaciones", la venida del Redentor al mundo para convivir con nosotros, para comprendernos sin esa barrera, que nos parecía infranqueable, de su divinidad. Es hombre desde su nacimiento. Sus manoteos, su llanto y risas... eran risas y llanto de un dios que ya nos estaba redimiendo. Comienza a dar sus titubeantes pasos, y ya más recios se dirigen al taller de José. Continúa redimiéndonos con su trabajo y es redentor en esa vida oculta, que no por oculta intrascendente.

Esa vida es ejemplo. Vida en el hogar de Nazaret, formando parte de una familia de la que quiere que todos participemos. De la familia de Dios.

Alfredo Hernández Sacristán

Carta abierta a D. Gustavo Matos

Me acaban de notificar la denuncia del convenio entre la Consejería de Empleo, Industria y Comercio y la Federación de Áreas Urbanas de Canarias: se quieren cargar la dinamización del pequeño comercio tradicional. El director general de Comercio del Gobierno de Canarias, don Gustavo Matos, debería saber que no estamos hablando de dieciocho puestos de trabajo, sino de lo que sigue como ejemplo en Tegueste y en Asevite. Si deciden no apoyar el proyecto gerencial en Tegueste, nos quedamos sin gerente, y la directiva de Asevite se queda coja porque no tenemos quien realice lo que planificamos y el comercio tradicional teguestero se podría quedar sin quien hasta ahora ha organizado y dirigido la dinamización del comercio y la formación empresarial de Tegueste. Sirvan como ejemplos los cursos tarjeta de la construcción (7x25 = 175 personas); dinamización feria de saldos, 38 tiendas participantes, 1.500 compradores; campaña tus compras en Tegueste va sobre ruedas: asociados participantes 72, se regalaron 89.000 rifas entre 12.000 personas; rifa de Navidad, tiendas participantes: 42, se regalaron 20.000 rifas entre 12.000 personas; Cabalgata de Reyes, tiendas participantes: 18, se regalaron 900 regalos entre 2.000 personas... Del trabajo de Asevite se han beneficiado, si sumamos participantes, no menos de 30.000 personas dinamizadas y todo ello gracias a diez directivos que no cobran y a un gerente. Don Gustavo Matos debería dividir el 50% del salario de los gerentes por las personas que dinamiza y entonces sabrá a qué asociaciones habrá que quitarles el 50% del gerente y también sabrá a qué asociaciones o gerentes tendrá que premiar.

José Azogue Martín