EL ENCHUFISMO en España es una plaga, y no de ahora que es difícil conseguir un trabajo, sino de siempre. Tal vez parezca un tópico, pero es una realidad. España es un país de "enchufados". Una gran cantidad de personas ha conseguido su trabajo porque en la empresa contratante conocían a alguien, bien directa o indirectamente. Y así es, las relaciones personales constituyen aún el primer cauce que usan las empresas españolas para cubrir sus puestos de trabajo, haciendo honor al malintencionado dicho que afirma que "el que no tiene padrino no se bautiza".

Efectivamente, son muchísimas las personas que en estos momentos están desempleadas y buscan afanosamente una colocación. Esta amplia "oferta" de mano de obra desesperada trae ciertas consecuencias que acaban afectando al mercado laboral. Cierto es que muchos sectores han quedado bajo mínimos, en los que más que falta personal, sobra. Sin embargo, se habla de una oferta de empleo oculta, que alcanza un alto porcentaje de las ofertas disponibles.

Pero si un "enchufismo" puede ser un procedimiento habitual en el sector privado -al fin y al cabo cada empresario es muy libre de contratar a quien le parezca oportuno-, en la mayor parte de las administraciones públicas, Gobierno central, gobiernos autonómicos, cabildos insulares y no digamos nada de los ayuntamientos, sus responsables políticos han ido creando infinidad de agujeros donde se han colocado enormes cantidades de personas "enchufadas". Puestos que fueron y son creados para colocar a familiares, amigos y para atender favores políticos sin ajustarse a la normativa legal que regula el acceso a la función pública.

La política pública ha venido a aumentar ni se sabe por cuántas veces el "enchufismo", ya que han sido creados puestos de trabajo exclusivamente para "enchufados" en todas las administraciones públicas. Se trata de puestos innecesarios, salvo para el fin que son creados, o sea, y reitero... para colocar a afiliados políticos, familiares y amigos a fin de que vivan opíparamente, o simplemente bien, y mucho mejor que los que se tienen que buscar la vida por sus propios medios y en la dura competencia de un concurso-oposición donde se respeten los principios de igualdad, mérito y capacidad de los aspirantes.

Es por lo que individuos que nunca han dado "un palo al agua" hoy se ven "milagrosamente" ocupando un puesto de trabajo o calentando una silla cuando no están capacitados para ocupar el puesto que les ha sido designado (a dedo). Este es el sistema que se ha impuesto, y no es privativo de un partido político determinado, sino de la mayoría que ocupa algún tipo de gobierno.

Este artículo que estás leyendo, estimado lector, lo he redactado gracias a que alguien me envió por email una genial anécdota que expresa de manera perfecta de lo que va el "enchufismo" en España. Dice así:

"Un chico, cuyo padre pertenece a un partido político, termina el bachillerato y no tiene ganas de estudiar nada más. Como el padre, viendo su difícil situación, le aprieta diciéndole: ¿Ah? ¿No quieres estudiar? Bueno, yo no mantengo vagos, así que vas a trabajar. El padre, que tiene algunos amigos políticos dada su larga trayectoria, trata de conseguirle un empleo en el Gobierno autonómico y habla con un amigo. Oye, Juan, ¿te acuerdas de mi hijo? Bueno, acabó el bachillerato y no quiere estudiar más... El asunto es que haga algo y no vaguee, ¿entiendes?A los tres días llama Juan. Oye, que ya está, he encontrado algo para tu hijo. Asesor de la Comisión de Salud de la consejería. Unos 6.000 euros por mes. A que está guay. Nooo, Juan ¡Es una locura! Tiene que comenzar desde abajo. A los tres días de nuevo Juan: Ya lo tengo, le conseguí un cargo de secretario privado de un consejero. El sueldo es más modesto, de 4.000 euros al mes. No, Juan, no quiero que la vida se le haga tan fácil de entrada. Quiero que sienta la necesidad de estudiar, ¿me entiendes? Si gana esa pasta no estudiará nada. Al otro día: Tío, ahora sí. Ayudante del encargado del archivo, con algo de informática, claro que el sueldo se va muy abajo... Serían 2.800 euros, nada más. Pero, Juan, ¡por favor!, consigue algo más modesto. Es un niño aún. Algo de 500 euros. No, tío, eso es muy difícil... ¿Por qué? Verás... Esos puestos son por oposiciones. Se necesita título universitario, másteres, experiencia, currículum... ¿Me entiendes?".