DURANTE doce meses lidiaremos con nuestra recién estrenada novia -pueden ponerlo en clave femenina-, la número o el número 2012. Abandonada como agua sucia la 2011 y enfilando hacia la que también previsiblemente será un hueso duro de roer, 2013, nos comportamos en este sentido acotado del tiempo como monógamos sucesivos. Es una nueva forma de entender el concepto de la relación de pareja que está relacionada con la promiscuidad en escalones sustitutivos. Digamos que cuando estoy contigo soy rigurosamente fiel, pero cuando no estoy contigo, no. Como a aquel que le preguntaban su estado civil y contestaba que enamorado, a lo que añadía la coletilla: "Pero de una distinta cada año".

Lo malo es que esta vez nos ha tocado una compañera más desquiciada que la de antes. Llevamos una rachita horrible en esto de la monogamia sucesiva, y el primer mensaje a interiorizar es que debemos cambiar urgentemente de "look" o de forma de ligar. Hay que probar en otra discoteca.

En economía, la que ya de hecho es nuestra nueva pareja, la 2012 desde el teórico nacimiento de Cristo, viene marcada por el riesgo de convertirse en depresiva. De hecho, ha nacido así, con esa problemática. Es un tema muy serio. En los episodios depresivos típicos, el enfermo no tiene humor para nada, sufre pérdidas de capacidad para interesarse y disfrutar de las cosas, disminuye su vitalidad, lo que lo lleva a una reducción del nivel de actividad y a un cansancio exagerado que aparece incluso tras un esfuerzo mínimo. También son manifestaciones de los episodios depresivos la disminución de la atención y concentración; la pérdida de la confianza en sí mismo y los sentimientos de inferioridad; las ideas de culpa y de ser inútil (incluso en los episodios leves); una perspectiva sombría del futuro; los pensamientos y actos suicidas o de autoagresiones; los trastornos del sueño; la pérdida del apetito.

¡Anímate, mujer! La afección la certifican entre otros muchos, el FMI, el presidente del BCE y la OCDE, y no solo para España, sino para Francia e Italia, que, al igual que nosotros, ya se encuentran inmersos en el proceso virtual de recesión. Incluso la todopoderosa locomotora alemana parece detenerse, según aseguran varios institutos económicos.

El Reino Unido o los Estados Unidos están amenazados con la rebaja de la triple A, por su débil respuesta a los masivos incentivos. El resto de las zonas del globo reducen sus previsiones.

El Banco de Inglaterra está haciendo preparativos para una eventual ruptura del euro. Lo confirmaba hace unos pocos días su vicegobernador, Charlie Bean, al decir que "en algún momento algún país podría concluir que le iría mejor fuera que dentro de la eurozona". En ese escenario, los bancos británicos se verían "seriamente expuestos" a las pérdidas de las entidades francesas y alemanas. Alarmista o no, la gran preocupación en la eurozona es que la recesión, aunque afecte a unos pocos miembros, exacerbaría la tensión sobre la deuda soberana y sobre el mercado de financiación bancaria, creando un círculo vicioso, lo que resucitaría, sin duda, el debate sobre el potencial colapso del euro.

Los mercados emergentes sufren esta misma presión, como demuestra la revisión a la baja de las previsiones que están realizando la OCDE, Eurostat e institutos internacionales. En 2012, tanto el Asia desarrollada como Latinoamérica o Europa del Este crecerán a ritmos del 7, 3,5 y 2,5%, respectivamente, pero en los tres casos estas cifras son menos optimistas que las publicadas a comienzos del otoño. En concreto, inquieta mucho el aterrizaje de China, ya que el país por sí solo habría contribuido al 40% del crecimiento global en 2011. Que este gigante tome tierra suavemente, o de emergencia, lo cambiaría todo.

Por su parte, en Estados Unidos se espera una leve recuperación. Con el paro a la baja y tasas de crecimiento superiores a Europa, la mayor confianza del consumidor vaticina una tibia alza del PIB. Es la estimación de analistas internacionales, entre ellos, Michel Roubini, a quien, sin embargo, no le tiembla la voz al hablar abiertamente de que la eurozona ha entrado ya en una "larga y profunda recesión autóctona", indicativa de la gravedad de la situación.

Así pues, resulta evidente que en nuestra monogamia sucesiva hemos dado con una pareja depresiva, y lo único que se me ocurre a bote pronto es que mientras nos dure hay que meterle caña las veinticuatro horas del día.