SEGÚN la ristra de informaciones que circula por los medios políticos de este Archipiélago, únicamente Javier González Ortiz cree lo que manifiesta el presidente Paulino Rivero, y Soraya Sáenz de Santamaría la que sigue, ciegamente, a don Mariano Rajoy. Los dos mandatarios han demostrado estar en posesión de una serie de características que utilizan para transmitir a los ciudadanos promesas que se repiten una y otra vez, pero que se quedan en el mundo de las apariencias, es decir, en la ocultación de lo que realmente sucede. Rajoy ha jugado con los pensionistas y estos no se lo van a perdonar. En el discurso de investidura prometió subir el 1% a los "afortunados" jubilados (apariencia), mientras que la verdad se escondía en el IRPF y en el IBI, cuyas escalas ascendentes afectan gravemente al sueldo final de estas personas. Esto es, por un lado aumentan, más o menos, 10 euros mensuales, y por el otro rebañan de 100 a l65 anuales (realidad).

Tres semanas en el gobierno central utilizando el ardid que sitúa al anterior Ejecutivo como responsable total de la total ruina de este país, verdad que nadie pone en duda, pero no puede ser el único soporte en el que descanse la política económica del gobierno Rajoy. Hay nuevas medidas que el Consejo de Ministros ha tomado el pasado 5 del actual mes, encaminadas al control del fraude y gasto autonómico. De acuerdo. Se han encontrado con un temible imprevisto: de un 6 a un 8,2% de déficit, un saldo negativo que significa veinte mil millones de euros de más... que no esperaban. Pero el escándalo radica en que ni la derecha ni la izquierda se atreven a invitar a los banqueros y grandes fortunas a un mayor gravamen. Es insultante para todos los españoles que el Banco de España haya solicitado a los directivos de las cajas de ahorro sus sueldos e indemnizaciones y que estos, simplemente, se hayan negado.

Por informaciones que nos llegan, no precisamente desde estas entidades, podemos informar, absolutamente cabreados, de que estos señores de corbata ganan entre cien y doscientos millones de pesetas anuales, aunque algunos sobrepasan esta mísera remuneración. Los socialistas-obreros distinguidos ya se han situado en puestos inútiles donde los millones circulan a velocidades de vértigo, mientras un jubilado, como mucho, puede transformarse en un mileurista.

Mientras, aquí, en las Islas, hemos tenido que soportar la puesta en escena de un artificial encuentro entre dos políticos que se repelen: José Manuel Soria y Paulino Rivero. Digámoslo ya: el ministro Soria vino a Las Palmas de Gran Canaria no a visitar al presidente canario, sino a la toma de posesión de la nueva delegada del Gobierno, María del Carmen Hernández Bento. De nuevo, Cristina Tavío, ganadora de las últimas elecciones, se quedó a las puertas de nombramiento de un cargo destacado, y todos los indicios apuntan a Manuel Fernández, secretario general y presidente del grupo parlamentario "popular", como responsable agazapado en la designación de la nueva delegada. Si añadimos que Enrique Hernández Bento, hermano de la anterior, fue nombrado subsecretario del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, ya tenemos bien reforzada la dirección del Partido Popular en Canarias, escorada, naturalmente, hacia donde reside el amo y señor de la organización.

Esta reunión entre los dos líderes (uno más que otro) sirvió para recordarse a sí mismos lo que anunció Rajoy en el Congreso de los Diputados: la dichosa e imprescindible reforma del REF; las plantas gasificadoras en Granadilla y Arinaga; la denominada quinta libertad en los aeropuertos canarios; las tasas aeroportuarias y la rehabilitación de las plazas hoteleras. Además, es seguro que al señor Soria le habrán comunicado el trastorno pasajero del señor Rivero cuando afirmó que la culpa de los cinco millones de parados debe achacarse al PP; el mensaje que les espetó a los empresarios diciéndoles que solo "quieren amasar mucho dinero", cuando él, con el erario, ha situado a directores generales con sueldos de ochenta mil euros... Se empecina en transmitir la formidable apariencia de que Canarias crece económicamente gracias al sector turístico, con un importante incremento en este último año, con beneficios, sí, solo para los hoteleros. Pero silencia la tasa de paro del treinta y uno por ciento. En fin, el pacto con los socialistas-obreros va proa al marisco, y las amistades con los "populares", de popa. No se puede gobernar ocultando la realidad.