Habíamos quedado la semana pasada en que hoy tocaba hablar a nivel local, pero esta semana ha muerto Manuel Fraga Iribarne (1922-2012), catedrático de Derecho Penal, dieciséis años presidente del Gobierno gallego, ministro en varias ocasiones, diputado nacional y senador. Han sido más de sesenta años al servicio de España y de los españoles. Fundador de Alianza Popular y, posteriormente, del Partido Popular, ganador de las últimas elecciones por mayoría absoluta, obteniendo así el respaldo de los españoles para tratar de sacarnos de la crisis no solo económica, sino, para mí, también moral y espiritual. Además, desde mayo de 2011 gobierna en la mayoría de las comunidades autónomas y de los ayuntamientos.

Contribuyó Fraga de manera importante a la apertura política y al respeto a las libertades (Ley de Prensa, eliminando la censura previa que existía...) todavía en vida de Francisco Franco, siendo uno de los artífices de la Transición y de los padres de nuestra Constitución. Tuvo el mérito añadido de marginar a la ultraderecha (Fuerza Nueva...), que ha tenido muy escaso papel en nuestra democracia, lo que no ha ocurrido en otras democracias europeas, por ejemplo Francia. La que sí ha tenido un papel de cierta importancia ha sido la extrema izquierda, representada por el Partido Comunista y afines autonómicos, aliada con el socialismo en numerosas ocasiones, obligándole a tomar medidas poco afortunadas, como el Estatuto de Cataluña, la parcial Ley de la Memoria Histórica, la enseñanza para la ciudadanía, el "matrimonio" de homosexuales, no sus derechos... Por cierto, me ha causado estupor que el secretario general del PC le haya afeado a Fraga que no hubiese abjurado o renegado del franquismo, y estoy por ver que uno de izquierdas haya renegado del estalinismo (URSS), de Mao Tse Tung (China) o de Ho Chi Ming (Vietnam), causantes de millones de víctimas, muchas más que las producidas por Hitler. Nuestra historia democrática no se entendería sin Fraga. Descanse en paz.

Antes de que repasemos lo que ocurre en estos peñascos, me gustaría comentar lo siguiente: el acomplejamiento en España -no creo que ocurra en otros países europeos- del centro-derecha, que con tal de que no lo acusen de continuador del franquismo (lo contrario de la izquierda, que alaba y se considera continuadora del Frente Popular de la Segunda República) es capaz de pasar por alto muchas cosas o de condecorar a personas que han hecho mucho mal a la nación. Desde luego, aunque no es cierto, sería mejor herencia que la del frentepopulismo de la República, según todo lo que he leído de aquella época, especialmente de autores extranjeros, americanos e ingleses, lógicamente mucho más neutrales.

Al haber nacido yo en el 36, era muy pequeño cuando ocurrieron muchas de las cosas que hoy se critican, y mi vida posterior totalmente apolítica tampoco me enseñó nada. Lo que recuerdo es oír que las cárceles estaban vacías, al contrario que ahora, que la gente normal tenía uno o dos empleos, al contrario que ahora, que no tienen ninguno; había seguridad en las ciudades y pueblos, y la gente de pocos recursos dejó de vivir en cuevas (Canarias), pues se le construyeron barriadas (García-Escámez, Somosierra...) dotadas de todas clases de servicios, incluyendo mercados, escuelas e iglesias.

Continuando con el acomplejamiento del centro-derecha, durante el franquismo se mantuvieron las estatuas de Largo Caballero y no recuerdo si Prieto en los Nuevos Ministerios, así como el nombre de las calles y edificios, aquí Pi y Margall, Pablo Picasso, Unamuno y otros muchos republicanos. Llegó la etapa de Zapatero y han quitado del callejero personalidades que hicieron mucho bien, incluso llegaron al extremo de quitar la estatua ecuestre de Franco de la Academia General Militar de Zaragoza, de la que había sido su primer director, nombrado por la República. Sinceramente, me preocupa que ahora que disponen de mayoría absoluta, por este acomplejamiento, no cambien muchas leyes y disposiciones en contra de nuestras creencias, tradiciones y valores, como hizo Zapatero, que nada más llegar al poder dejó sin efecto la nueva Ley de Educación aprobada en la época de Aznar, mucho mejor que la actual, que nos sitúa a la cola de los informes PISA.

Hablando de Tenerife, la isla que más conozco, voy a comenzar por la sanidad pública. No cabe duda de que en los dos hospitales hay personal muy competente, incluso mejor que en la privada, y que en muchos casos cuenta con mejores medios, y siempre hay especialistas dispuestos a actuar, siempre refiriéndonos a lo que llamamos "en planta", porque las urgencias son otro cantar, en muchos casos tercermundistas, y siendo algo tan importante, ya que de su diagnóstico depende la vida del paciente, no siempre cuentan con la categoría expresada anteriormente.

Están saturados ambos hospitales, y encima están despidiendo personal o no se contrata nuevo; incluso hablan de dotar al Hospital del Norte con personal detraído del Hospital Universitario. ¿Cómo es posible que se gasten el dinero que se gastan en fiestas y obras faraónicas de poca utilidad y no se hayan puesto en funcionamiento los hospitales del Norte y del Sur? La sanidad pública y la educación son para mí vitales en un Estado de bienestar.

Hablando de fiestas, vivo temporadas en El Sauzal, pueblecito encantador del norte de Tenerife; su programa de fiestas y actividades es impresionante. ¿No cuestan nada? Lo que sí sé es que me suben el IBI casi todos los años, que no creo que sea correcto. En mi urbanización no se ve la dichosa TDT (yo estaba muy bien con mi televisión analógica), y hay que contratar otros servicios, como Canal Plus o Imagenio, para ver televisión. Han realizado una urbanización de la costa, con fondos europeos, y solo se puede ir con medios públicos (guaguas, taxis). ¿Cómo se entiende esto?

Pasemos ahora a San Cristóbal de La Laguna, ciudad Patrimonio de la Humanidad con todo merecimiento. Antes iba con mucha frecuencia; ahora, cada vez menos. La peatonalización exagerada de sus calles le quita seguridad, sobre todo a ciertas horas; la excesiva reserva de aparcamientos para servicios públicos hace difícil el estacionamiento; el que existe junto a los antiguos juzgados está cada vez peor y se juega uno tener una sorpresa desagradable. Por cierto, antes los arquitectos proyectaban sus obras de acuerdo al entorno; ahora, en cambio, se estila lo discordante. Me gustaba mucho más el antiguo edificio de los juzgados que el adefesio modernista actual. ¿Qué tipo de edificio harán para el nuevo mercado? En cuanto a la autopista del Sur, y con esto termino por hoy, dejando para la próxima semana, D.m, lo referente a Santa Cruz de Santiago de Tenerife, donde tengo mucho que decir, no se terminan nunca las obras, y la señalización es bastante mala. Yo antes iba con cierta frecuencia a Radazul, pues tengo a un hijo viviendo allí. Ahora me cuesta ir, porque está más complicado y se juega uno tener un accidente.