EDUARDO Punset, en su libro "Excusas para no pensar", nos da varias claves para entender la cohesión nacional. Lo que dice la ciencia cognitiva y neurológica es que un "statu quo" es más fácil de mantener en cuanto haya más ciudadanos que se sientan extremadamente satisfechos con la percepción que tienen de su país que preocupados por las inversiones consumidas o las ofertas de países competidores. Deben ser más los que creen que la percepción que tienen de su país es fabulosa que quienes piensan solo en balanzas fiscales o en el atractivo de la independencia

El equilibrio social -tanto o más que el equilibrio de la vida- es el resultado de disminuir los factores negativos y de aumentar los positivos. En la vida no basta con protegerse de los oxidantes que la corroen; hace falta aumentar la capacidad regeneradora de las células y crear entornos que la permitan e ilusionen. Por eso el colonialismo es tan corrosivo: mata la ilusión y la esperanza y afecta no solo psíquicamente, sino también fisiológicamente.

Es decir, para que el sentimiento independentista prospere hay que actuar tanto en la esfera "negativa", es decir, denunciando que la situación actual no es "fabulosa", como en la esfera "positiva", es decir, generando y creando ilusión. Hay que actuar tanto en el "ying" como en el "yang", en lo positivo y en lo negativo.

¿Cómo nos engaña el Estado español? Pues generando artificialmente una balanza fiscal negativa a través del REF y otros mecanismos administrativos. Es mentira que tengamos una balanza fiscal negativa por mucho que las cifras oficiales muestren lo contrario. En realidad, somos contribuyentes netos a las arcas del Estado en unos 5.000 millones de euros anuales (beneficios de empresas públicas, impuestos, contribuciones a la Seguridad Social, etc.). Es decir, pertenecer al Estado español nos cuesta un 12% de nuestro PIB todos los años.

El Estado nos hace creer que somos deficitarios porque les damos enormes incentivos fiscales a las empresas españolas -de las que somos cautivos a través del sector financiero español, la reserva para el transporte durante casi cuarenta años (hasta 2020) a las navieras españolas y otros procedimientos administrativos contenidos en el REF- para que compren nuestra tierra y extraigan beneficios libres de impuestos en un mercado que se han reservado casi en exclusiva y en donde no puede haber libre competencia, y por tanto los precios son mayores de lo que deberían ser -son cuasi monopolistas u oligopolistas- y los salarios menores. Esto, sin duda, constituye un abuso "colonial" del trabajador, del consumidor y del contribuyente.

No solo somos contribuyentes netos en unos 5.000 millones anuales, sino que también importamos del Estado español unos 11.000 millones de euros anuales (el 30% de nuestro PIB), y si esa actividad tributase en Canarias se acababa el déficit fiscal. Es contraintuitivo, pero, en realidad, el problema de una Canarias independiente se transforma de cómo gestionar un déficit fiscal a cómo gestionar un enorme superávit.

El Estado también actúa boicoteando la ilusión. Recordemos que la lucha antiterrorista en Euskadi ha hecho del Ministerio del Interior un monstruo muy sofisticado. El fraude antidemocrático de la ley electoral, el secuestro de siglas históricas violando las ley de asociaciones y partidos políticos, una justicia corrompida en la que el criterio personal del juez prima sobre la aplicación imparcial de la ley, los impresentables que se dedican a boicotear el independentismo desde dentro o incluso la ejecución de terrorismo de Estado al más puro estilo GAL -recuerda el intento de asesinato de Antonio Cubillo- sirvan de botón de muestra de la guerra sucia que practica el Estado para impedir que el independentismo genere ilusión.

A todo esto habría que añadir la estrategia del miedo a Marruecos y toda una gama de mentiras y manipulaciones de la percepción de la realidad que tienen como fin reforzar la sumisión y la apatía del individuo y del grupo. En otras palabras, se trata de destruir y neutralizar la fuerza psicológica del individuo mediante técnicas cognitivas.

Afortunadamente, la crisis ha hecho que se les caiga la careta definitivamente. Muchos canarios empiezan a cuestionarse las cosas -por mucho que Paulino y los demás palanganeros del colonialismo sigan emperrados en hablar del binomio construcción y turismo-. La realidad es que los hoteles estén llenos y sigue habiendo un 30% de paro.

Pero la clave no está solamente en denunciar estas verdades, sino en ser capaces de proponer una alternativa ilusionante y realista tanto en lo económico como en lo político. Muchos tachaban a los independentistas de locos, pero el tiempo nos ha dado la razón en los aspectos fundamentales. Una Canarias libre, próspera y democrática es posible.