1.- En la historia de la aviación en Canarias se han ponderado poco los servicios prestados por los Convair Metropolitan 440 de Iberia, varios de los cuales pasaron al Ejército del Aire tras su etapa civil. Uno de ellos fue usado, incluso, como avión calibrador de sistemas aeroportuarios, bajo la jurisdicción de la Aviación Civil. Viajé muchas veces en estas aeronaves, singularmente en la ruta Canarias-África-Andalucía. Me parece que el avión cubría el trayecto Tenerife-Las Palmas-El Aaiun-Casablanca y Sevilla, si no recuerdo mal. Lo llamaban "el Caribillo". También tocaba en Sidi Ifni algunas veces. Ya me lo aclarará algún lector. He buscado en la Red y el nombre entrecomillado no aparece relacionado con este avión y esta ruta. Recuerdo que en los aeropuertos africanos comprábamos esos escudos que usaban los militares españoles destinados en el Sahara, con el camello y la media luna, que era una de las pocas cosas que se podían adquirir en el pequeño aeropuerto militar de Sidi Ifni. Ese avión llevaba el correo a las ciudades en las que tocaba. Era una especie de estafeta, en la que siempre viajaban un montón de militares.

2.- Con capacidad para 52 pasajeros, alguno de estos aviones fue regalado por el Gobierno español a Guinea. Creo que uno de ellos lo usó como avión presidencial. Sustituyeron en Canarias a los legendarios DC-3, algunos de los cuales todavía viajan por el mundo. Tres compañías regulares españolas, al menos, utilizaron la versión civil del Dakota, el DC-3: Iberia, Aviaco y Spantax. Uno de ellos, de Spantax, cayó, en los 60, al mar en El Sauzal. Lo tripulaba el comandante Eugenio Maldonado, que falleció hace poco tiempo y que fue homenajeado por las autoridades tinerfeñas hace un par de años, muchos después de su perfecto amerizaje. En el accidente murió una persona, juez de paz de una localidad del norte de Tenerife, que se negó a abandonar el avión, a causa de un ataque de pánico y que, a pesar de los esfuerzos del comandante de la nave, no pudo ser rescatado.

3.- La persona que rescató la documentación del avión y el cadáver del único pasajero fallecido fue mi amigo Jesús Martínez Vázquez, con el que viví años muy importantes de mi etapa como director de "La Gaceta de Canarias". Él era buzo profesional y de los buenos. Y es un excelente marino. Le envío un abrazo a Jesús, una gran persona y un hombre muy honesto. Empecé el artículo con el Convair Metropolitan y he terminado hablando de los amigos y del accidente del DC-3. Todo esto forma parte de la historia de la aviación en Canarias, curiosamente unas islas donde no existe demasiada cultura aeronáutica. Siempre hemos tenido boca de pobres por estos lares. Una pena.