VEO cada vez más cerca el mutis definitivo de Coalición Canaria, después de haber exteriorizado su empeño de empujarlo fuera de la política de andar por casa el presidente del Centro Canario Nacionalista (CCN), don Ignacio González Santiago. Don Ignacio, a quien conozco y estimo, es uno de los mejores y mejor formados políticos. Es un verdadero nacionalista, no un nacionalista de pacotilla, tipo Paulino Rivero, como los mariachis adulones socialistas que forman parte de su Gobierno, a los que paga factura por mantenerlo en la presidencia, como todo el mundo sabe en estos desafortunados peñascos.

Don Paulino está ya a la orilla del abismo y de su salida y retiro, creo que felizmente positivo para Canarias, a su Sauzal de siempre, del que jamás debió haber salido. Le falta un empujoncito hacia la nada que, poco a poco, le está dando don Ignacio González, quien fue, momentáneamente, su aliado electoral, pero se dio cuenta a tiempo del bolsillerismo de Paulino y sus falsos nacionalistas y, primero, comenzó a atacarle desde dentro, con los continuos ataques públicos a la inservible "Guanchancha", que es una policía innecesaria y costosa, producto del empeño de don Paulino, quien la utiliza para que le rinda honores, a la manera de un militar de alta graduación.

Ahora don Ignacio le da el puntillazo al presidente al presentar su dimisión de la portavocía adjunta del grupo de CC en el Parlamento. Justifica su dimisión el señor González Santiago en que se trata de presión a CC para que convoque la mesa de seguimiento del pacto de CC con el PNC y con el CCN, y constituye una vuelta de tuerca más en la tensa tensión que mantienen desde hace unos meses el CCN y CC y que podría terminar en la ruptura del acuerdo de gobernabilidad entre los dos partidos, uno nacionalista verdadero y otro nacionalista falso, que el ganador PP, socio del CCN en el ámbito estatal, venía aceptando.

Llovía sobre mojado y González dejó claro que lo único que unía a ambos partidos era una alianza de tipo electoral y que el CCN era dueño de exteriorizar sus decisiones. En resumen, que por donde quiera que se mire, el pacto está roto y no creemos que haya posibilidad de repararlo. Con lo que el nacionalismo canario ya no existe como partido conjuntado.