Leí un escrito en EL DÍA el domingo 15 de enero titulado "El jefe de ventas y el guardia civil", escrito por don Alejandro de Bernardo; la verdad es que me sentí identificado con lo expuesto en el mismo, a pesar de que los temas son distintos, al igual que las formas.

Cuando yo tenía siete años, mi hermano y yo íbamos a cazar pájaros a una fuente llamada Las Zarzas, en la parte alta de Santa Úrsula, La Corujera. Cogíamos la pequeña charca que allí se formaba y la cubríamos con helechos; dejábamos solamente libre de agua donde colocábamos los falsetes. En pleno agosto, los pobres pájaros, merros, o mirlos, y palomas, no tenían otro sitio donde beber y refrescarse, por lo que cogíamos la cantidad que queríamos de pájaros milleros y alguna paloma despistada, y con ellos nos dábamos un festín. Eran otros tiempos, otra mentalidad y otras necesidades. Ahora yo les pongo comida en mi jardín para verlos en libertad y poder disfrutar de sus cantos.

Don Alejandro, esto no tiene nada que ver con la venta de coches, pero viene a cuento con lo que me pasó hace muy poco, subiendo por El Sauzal: giro la rotonda donde está la Casa del Vino y me dirijo a Tacoronte con mi coche; entro en la recta donde hay un disco de fin de adelantamiento y otro a unos veinte o treinta metros de prohibido circular a más de 50; después sigue una recta con bastante visibilidad, con muy pocas viviendas y sin ningún vehículo delante, ni de frente. Mi sorpresa fue al pasar la primera curva: me mandó parar un guardia civil motorizado. Ya me tenía la multa preparada, me pidió la documentación y me dijo que me había pasado de velocidad en 11 kilómetros.

El guardia, al contrario de lo que le había pasado a don Alejandro, me trató con mucho respeto y diría hasta con aprecio, pero la multa no me la quitó; él no me la puso, había sido un coche camuflado, por un kilómetro de más. Yo me pregunto cómo puedo adelantar a menos de 50 km./h. Los pájaros se preguntarían: ¿dónde hay otra fuente sin helechos y sin falsetes?

Como en las rebajas al 50%, le pregunté al agente si se la podía pagar sobre la marcha y me dijo que tenía que haberlo dicho antes, porque ya está impresa desde la central, eso sí, todo con mucho respeto y amabilidad.

¿Por qué se camuflan?: Por dinero. ¿Por qué se tapan los charcos de la fuente?: por comida. Son otros tiempos y otras necesidades, pero al final, nada cambia sesenta años después. Puede ser que esté equivocado. ¿O no?

Juan Quintero

(Tacoronte)

Carta a Rajoy y a los ciudadanos

La sociedad está sumida en una gran tristeza. Se nota en el rostro de mucha gente. En España hay muchísimo desempleo. Hay una gran deuda pública a todos los niveles, local, provincial y nacional. En mi opinión, aquí lo único que sobran son cargos públicos y políticos. Los mercados dirigen a la sociedad; las personas y sus problemas no valen nada.

Algunos de los políticos y banqueros se alejan del pueblo. Los bancos siguen ganando, sin control de nadie. Los políticos tienen que responder por sus errores y devolver el dinero público a la sociedad, como cualquier trabajador de una empresa privada que lo haga mal.

La sanidad, educación y justicia públicas debemos potenciarlas al máximo, para que siempre sean públicas y eficaces. Ahora mismo, la democracia, con esta crisis, no funciona. Debemos urgentemente repararla. Las personas somos lo primero, después los mercados. ¡Así no podemos seguir ni un día más!

Hay que proteger siempre a los pensionistas, discapacitados, parados y trabajadores. Ellos no tienen culpa de este gran cáncer amorfo sin sentimientos: la crisis.

Esta crisis deben repararla quienes la crearon, y si no es así la democracia no funciona. Y habrá que cambiar a otro sistema más justo. Yo espero que Rajoy y su gobierno tomen medidas contundentes contra los responsables de la crisis. Es un tema complejo, pero para eso tienen la mayoría absoluta.

La verdadera democracia es la que da la libertad al individuo y su bienestar a todos los ciudadanos. Para eso nos ampara nuestra Constitución. Y la justicia debe velar por todo esto y juzgar a todos los corruptos y delincuentes que se hayan aprovechado y beneficiado de esta crisis. Yo creo en Rajoy, el gobierno del PP y la justicia.

César Rodríguez Arteaga