RICARDO Melchior, que antes ha sido un buen presidente del Cabildo Insular de Tenerife, en línea con sus antecesores en el cargo, entre ellos Adán Martín, La Roche, Andrés Miranda, el histórico Galván Bello, Clavijo y otros tantos tinerfeños ilustres, a los que les deben mucho la capital insular y la isla entera, de pronto se ha dejado arrastrar por la política rastrera, que aquí es la que impera en estos tiempos, e, inesperadamente, se ha metido en unos caminos que jamás transitó.

Ningún tinerfeño, de ahora o de antes, hubiera creído, si no lo ve y lo palpa, que Melchior, por seguir en el cargo, hubiera llegado a pactar con un partido situado políticamente en las antípodas, como el PSOE, para lograr encaramarse a ese puesto, que había desempeñado con acierto durante varios años, para tener más poder, y puede que asegurarse un abultado sueldo. Y menos creería que, en la lucha para obtemer este cargo, pudiera llegar hasta a jugar sucio, como lo ha hecho con su rival en la candidatura al Senado y compañero de corporación, Antonio Alarcó, a quien acusó de ser autor de negativas gestiones que jamás llevó a cabo el aludido, con el fin de inhabilitarlo como candidato. Y no cito detalles porque todos los conocen, de tejemanejes políticos con destacados elementos socialistas, para asegurarse el puesto y tener un compañero que le ayudara, también de forma sucia, en su lucha contra Alarcó.

Ahora, Melchior, que perdió su escaño en la Cámara Alta porque el ganador -además por goleada- fue Antonio Alarcó, apunta su artillería contra el líder regional del Partido Popular y actual ministro de Industria y Turismo del Gobierno de Mariano Rajoy, José Manuel Soria, a quien acusa de perjudicar a Canarias en sus decisiones. Argumenta Melchior que "quien no defienda la continuidad de la bonificación de las tasas aéreas en los viajes al Archipiélago, o tiene mala intención o no ha estudiado profundamente el tema", pero no dice la información que publica este diario que el ministro haya negado su ayuda a mantener esa bonificación si dependiera de su departamento, incluso no hubo negativa por parte de Soria a gestionar, en el departamento correspondiente, la tal bonificación. El nuevo ministro sostiene, por contra lo dicho, que, para las islas es una medida necesaria ya que compiten con otros destinos en los que se está llevando a cabo una política de precios muy agresiva.

Leyendo de principio a fin la información, no encuentro negativa de José Manuel Soria por ninguna parte y, por tanto, no he podido saber en qué perjudica el nuevo ministro al Archipiélago sin que ni siquiera se mencione en el aludido texto el contenido de las mencionadas decisiones.