EN LA PRIMERA parte (28.01.12) les decía que de no "regenerar" al PSOE en las primarias de Sevilla con nuevos nombres, se producirán más escapadas hacia la izquierda en general, en su creciente tránsito hacia la III República. Máxime si la tan cacareada tercera vía resultó ser un tal Quero... y no puedo. Mi carta, pues, para los jóvenes republicanos.

Las monarquías europeas desde siempre han estado enraizadas en su funcionamiento y, lo mejor es que son asumidas por sus ciudadanos como cosa natural. Vemos, además, cómo acogen a príncipes o princesas consortes de dudoso "pedigree". Y la inglesa, en la que la reina o el rey son como Dios, también los admite. Por el contrario, la joven monarquía de España (la nación más antigua de Europa) últimamente se tambalea. Por decirlo de forma resumida, nosotros, los españoles, la vemos como si se tratara de un sistema de gobierno en el que compitieran -cada cuatro años- los Austrias, Borbones, PSOE, Partido Popular, Partido Republicano o el Comunista. ¡Craso error!, o, peor aún, desconcertante desconocimiento histórico y de lo constitucional.

Resumiendo también, para no alargarme, la I República española con prestigiosos presidentes como fueron D. Estanislao Figueras, Salmerón, Pi y Margall, y Castelar, no llegó al año; y el presidente que más duró fue 123 días (les recuerdo que el año tiene 365). La II República terminó como el rosario de la aurora y de ahí nos fuimos a la guerra civil: media España contra media España.

La Familia Real española hasta hace muy poco era de las instituciones más valoradas por la opinión pública. Un par de deslices reales -que ahora no vienen al caso- y la triste trayectoria de los yernos la han llevado al suspenso total. Y es que los españoles te-nemos mala suerte porque, les repito: "Sería triste, o para partirse de risa (según ideologías) que esta joven monarquía haya empezado a derretirse con los yernos desahuciados del Museo de Cera de Madrid".

El Príncipe de Asturias está disgustado por estos sucesos, pero también es cierto que los republicanos se alegraron mucho cuando se casó con una plebeya. Sin embargo, la "re-cién" princesa parece que ha entendido muy pronto lo de la profesionalidad. Y es natural que así sea, porque, aunque doña Letizia no vive mal del todo, se ha encontrado en una situación dura y comprometida en sus "labores". Y, según me dicen, muy enamorada y atenta con su esposo, el futuro rey de España. Ahí tenemos suerte. Pero la princesa está triste, ¿qué tendrá la princesa? Pues yo, que soy plebeyo, me imagino que les dirá a sus cuñadas: "¡Me vais a joder mi reinado, coñe!".

Yo, no republicano, pienso que para salvar esta monarquía hay que hacer estas dos cosas ya: 1ª) La infanta Doña Cristina, si se demuestra su comportamiento poco ejemplar, que renuncie a sus derechos monárquicos y sucesorios, cuanto antes mejor. 2ª) Si su marido, Duque de Palma, tuviera que ir a cárcel, después de un justo y ecuánime proceso judicial, y así lo dictara la sentencia, que vaya a la trena, cuanto antes mejor. No sólo en demostración de que todos somos iguales ante la ley, sino que a más alto grado y cargo, mayor rapidez y severidad en demostración de una justicia ejemplarizante.

Por otro lado, el ciudadano de a pie no sabe qué es la Casa Real, la familia del Rey o quiénes forman la Familia Real. Por eso, como el Art. 57.1 de la Constitución no deja nada claro que sea el varón el sucesor, y cambiar la Constitución es una eternidad, habría que reglamentar seriamente -acuerdo tácito- sin dudas, fisuras, polémicas ni discusiones quiénes son los únicos/as y auténticos/as herederos de la Corona. Porque no me digan que en esta España esperpéntica y con estos sucesos volviéramos a pensar, ¡otra vez!, en la Ley Sálica, para a los cuatro años ir viendo si cabría mejor la Pragmática Sanción. (Ver Google).

Buscando lo positivo, gracias a Urdangarín ya sabemos lo poquísimo que cuesta la realeza española (8 millones de €) en comparación con otras monarquías. No digamos ya el costo de las repúblicas vecinas: Alemania 20, Francia 112 e Italia 200 millones. Y por poner un ejemplo cercano, la Moncloa de Zapatero, con sólo cuatro personas dentro (matrimonio y dos hijas), nos costó 50 millones de €; seis veces más cara que la Casa Real.

Volviendo a las repúblicas, no me digan si no es para echarse a temblar pensar en un Felipe González de presidente de la República y a Alfonso Guerra como jefe de Gobierno. O a un Manuel Chaves de presidente y Pepiño Blanco de primer ministro. Y por aquello de la "igualdazz" vamos con las féminas. ¿Se imaginan a la independentista Carme/a de presidenta y a Leire Pajín de vice? O, ¿por qué no?, Leire de presidenta y Bibiana Aído de segunda miembra del Gobierno? ¡Plofff! Y ya, para el yeyo total: ¿saben cuál sería la primera discusión entre los/las anteriormente citados?: pues, ni más ni menos, que quién iría a Zarzuela (palacio) y quién a Moncloa (palacete). En que, no lo duden, a ninguno le importaría en absoluto "okupar" El Pardo.

En fin, que después de lo visto, la III República en esta España de hoy con estos personajes de ahora... proa al marisco. Seguro. Yo, de momento, creo que lo mejor es seguir confiando en que don Felipe está preparado y encauzado para suceder al Rey. Y ya, más tarde, nuestros nietos que decidan lo más conveniente no sea -todo hay que decirlo- que les apareciera un Fernando VII.

* ERRE (especialista en realezas y republicanismo español)