El Ayuntamiento del Puerto de la Cruz dispone ya, al parecer, de la autorización para demoler las cafeterías o "gañanías" de la playa de Martiánez, aunque falta la determinación de acometer las pretendidas obras, dado que está pendiente un estudio sobre el uso de la parcela cuando esté libre de la citada edificación, que solo ha dado quebraderos de cabeza a la administración local y la empresa concesionaria del negocio hostelero y de restauración de Pamarsa. El anterior gobierno socialista, que presidió la alcaldesa Lola Padrón, dispuso durante su mandato comprendido entre 2007 y 2009 el rescate parcial de la concesión administrativa otorgada a Ródano Tenerife en lo concerniente a la gestión y explotación de las cafeterías de Martiánez y su posterior derribo de la infraestructura hostelera, enmarcada en el programa de recuperación de la visibilidad del mar para el sector de la avenida de Colón y que, en principio, se sustanció en la retirada del muro que eclipsaba el encanto costero de esta zona de la ciudad. Una actuación a todas luces incompleta y, por tanto, dañina para la estética y economía del paseo marítimo. Bien es cierto que los males de la costa de Martiánez y de la avenida de Colón sobrevinieron con el cierre al tráfico rodado de la citada vía y el derribo del antiguo y señero Columbus a mediados de los años noventa del pasado siglo y su sustitución por las aludidas cafeterías; la regeneración en falso de la costa con una inversión millonaria entonces y que un temporal en el invierno de 1996 redujo a callao y piedra viva para sorpresa de propios y extraños, y todo porque no se acometió previamente la prolongación del dique semisumergido que protegiera aún más la playa, un proyecto que, pese a contar con los parabienes administrativos, parece dormir el sueño de los justos.

Ahora, si la información disponible es cierta, se plantea la posibilidad de que se lleve a cabo el derribo de las cafeterías de Martiánez, a condición del aprovechamiento de los escombros, pero existe el temor de que sea peor el remedio que la enfermedad, o sea, que la zona se deteriore aún más desde el punto de vista ambiental.

Si ya se dispone de la autorización pertinente para demoler las cafeterías de Martiánez, solo resta que el gobierno municipal de CC-PP mueva ficha, que no demore por más tiempo la pervivencia de ese esperpento y que, mientras se busca una solución al vacío que se prolonga desde hace cuatro años, acondicione la zona resultante, o que, en todo caso, apremie a quien corresponda para que se concluya de manera eficiente la regeneración inacabada del frente marítimo.