Lo decíamos ayer en nuestra primera página: Canarias ya es un barco a la deriva, en manos de un presidente sin ideas para sacarla del pozo en que se encuentra, sin cualificación adecuada para acometer la tarea y, lo que resulta más insoportable para el pueblo, sin la legitimidad suficiente pues ocupa el cargo que ocupa merced a las carambolas de la política canaria: de un lado, la imposibilidad de las mayorías absolutas por culpa de un peculiar sistema electoral que ahoga a las minorías; de otro, la disponibilidad total de un PSOE necesitado de tocar poder urgentemente tras no gobernar durante casi 18 años.

Lejos de dimitir y desterrarse para siempre, persiste Paulino Rivero en mantenerse a toda costa en el poder. Para ello, de una forma descarada y utilizando el dinero que necesitan los niños para comer, subvenciona a un periódico canarión y a su hijuela en Tenerife con el fin de que canten diariamente sus logros. Y no solo ese dinero. También destina a tal fin los impuestos que pagan EL DÍA y todos los canarios. Impuestos que, por otra parte, no devenga un pájaro tatarita de Las Palmas al que el presidente del Gobierno regional le concedió una emisora en el concurso de frecuencias moduladas. Un individuo que también tiene cuantiosas deudas con la Seguridad Social, lo cual es un delito. La comisión que otorgó las licencias, al igual que lo hizo quien la presidía, se saltó este hecho y cometió una ilegalidad. De esta forma tan ignominiosa le fue robada a EL DÍA su emisora. La que tenía más merecimientos para seguir en antena.

Nos sorprendemos a diario, como decimos, con esos cantos a los logros del presidente autonómico, cuando en realidad no ha hecho nada provechoso para los canarios; absolutamente nada. Paulino Rivero carece de logros. No posee ni uno porque no tiene capacidad mental como político ni ideas para gobernar. Avergüenza leer esos periódicos que lo alaban por el descaro con que publican imágenes tanto suyas como de sus allegados, y a veces también familiares, por la única razón de que están subvencionados. ¿Cómo los subvenciona el Gobierno? Pues de muchas formas y recurriendo a muchos conceptos. Uno de ellos es el de la venta en bloque de ejemplares. Esos periódicos, adquiridos con el dinero de todos, se apilan luego en almacenes para venderlos al peso a los "chatarreros" del papel. Al final del proceso, la OJD los contabiliza -si no investiga bien este asunto de la venta en bloque, que sí lo hará, creemos- como periódicos vendidos en los kioskos para aparentar que están a la altura de EL DÍA tanto en ventas como en número de lectores, que es lo que pretende; pero el Estudio General de Medios no se dejará engañar, igual que las Oficinas de Difusión.

La situación real es muy diferente. EL DÍA más que duplica en número de lectores al periódico que le sigue más de cerca en Tenerife. Lo peor del tinglado que ha montado Paulino Rivero para contrarrestar las críticas de EL DÍA -el único medio de comunicación que le canta las verdades y defiende la libertad de los canarios- es que lo sufraga con un dinero que debería atenuar los padecimientos de los parados y los hambrientos. Paro, hambre y miseria que han creado él mismo, con su mala gestión, su gobierno y CC. En fin, ya veremos cómo aparecen en los próximos controles; es decir, si bajan, se mantienen como hasta ahora o dan un salto de altura de campeonato olímpico. Es decir, sin ningún esfuerzo o mejora legales que los justifiquen, salvo que estén "dopados".

No les gusta a los responsables de esos periódicos -individuos resentidos por su fracaso empresarial y periodístico frente a los éxitos de EL DÍA- que destapemos estas verdades. Por eso lanzan continuas diatribas contra nuestro periódico y su editor. Han llegado a decir que el Ayuntamiento de Los Realejos le ha dedicado una callejuela a José Rodríguez Ramírez. No es una callejuela; es una calle moderna, con perspectiva de convertirse en avenida y con construcciones elegantes. Una calle de las mejor situadas en una urbanización junto a otras vías que también serán bautizadas con nombres de personas ilustres relacionadas con esa localidad. Entre ellas, la del excalde Domingo Luis Estrada, que arranca del mismo lugar del que lo hace la de José Rodríguez.

Hablar de callejuelas es una ofensa al pueblo de Los Realejos, que no tiene callejuelas. Lo que tiene son rincones típicos preciosos. Nos sorprende que el periódico que nos injuria a nosotros e insulta, al mismo tiempo, a una localidad tan noble, pretenda vender un solo ejemplar en ese municipio. Los Realejos no tiene callejuelas pero Tenerife, desgraciadamente, todavía tiene periodicuchos que a buen seguro no tardarán en desaparecer porque nadie los lee al carecer de crédito entre la gente. Y mucho menos ahora, cuando tanto se dedican a alabar al traidor político de Canarias y de los canarios.