HEMOS comentado varias veces, aunque conviene repetirlo para que no lo olvide ni uno solo de los canarios que pasan hambre, la ingente cantidad de dinero público que gasta un déspota político llamado Paulino Rivero en subvencionar a un periódico de la tercera isla y a su sucursal en Tenerife, este último de tirada mínima y deplorable por sus contenidos absolutamente anodinos. Una ayuda sufragada con el dinero que sale de nuestros impuestos, inclusive los que paga puntualmente EL DÍA, y que tiene su contrapartida en el trato de favor que recibe el presidente por parte de ambos medios de comunicación: entrevistas amables (que también podemos calificar de babosas), fotos en primera página casi a diario y ahora, cuando el inútil político que nos ha tocado en desgracia a todos los isleños anda enfrentado con José Manuel Soria, ambos periodicuchos se prodigan en noticias y en comentarios que defienden el punto de vista del Gobierno de Canarias frente a las pretensiones del ministerio de Industria, Energía y Turismo de autorizar las tan comentadas prospecciones. Esto en cuanto a esos dos medios privados, pues el opresor político que nos gobierna también tiene a su favor a la Televisión y a la Radio autonómica para que le aireen sus méritos, que en realidad no son tales pues Rivero no ha hecho nada, de nada, de nada que sea meritorio para este Archipiélago. Al contrario, lo ha hundido y lo sigue hundiendo en la miseria, a la vez que acaba con las empresas.

A nosotros nos negó la licencia para Radio EL DÍA y provocó el despido de una veintena de personas; veinte parados más que añadir a los 340.000 que existen en Canarias por su culpa, por culpa de la caudilla que lo acompaña y le dicta lo que debe hacer con la autosuficiencia de la goda política que es y por culpa también de toda la caterva de inútiles políticos que lo rodean. No contento con habernos quitado la Radio, y enfurecido contra José Rodríguez porque no se prestó al juego de engañar a los canarios como pretendió Rivero que hiciera EL DÍA, lleva meses este torpe político intentando que cerremos. Va por mal camino si piensa que puede comprar a nuestro periódico tan fácilmente como lo ha hecho con esos diarios de tercera regional.

EL DÍA está en su segundo siglo de existencia y todavía le quedan muchísimas décadas por delante. Su compromiso es con el pueblo canario y no con quien tan vilmente lo ha traicionado como político. No podemos hacerle el juego ni alabar a un ruin político que ha engañado a los isleños presentándose como un nacionalista, al igual que lo han hecho muchos de los que militan en Coalición Canaria, cuando ninguno de ellos, salvo unos pocos, son dignos de tal nombre. Un nacionalista aspira por encima de todo a que su nación sea independiente. Una nacionalista no descansa hasta que su tierra tenga libertad e identidad, factores imprescindibles para que un pueblo viva con dignidad.

Por lo tanto, y desde este punto de vista, Paulino Rivero no es un político digno sino un rufián político que vive adulado por unos cuantos que le impiden ver cuántos isleños pasan hambre y cuántos mueren en las colas de la sanidad. No le dejan oír tampoco el llanto de los niños canarios que no tienen que comer por su culpa, cuando los hijos de los españoles están bien alimentados con lo que España saquea impunemente de nuestras Islas sin que ni el pazguato político que es Rivero, ni ninguno de su cuchipanda hayan sido capaces de dar un puñetazo sobre la mesa y decir que ya está bien; que la independencia es una exigencia inmediata porque no podemos seguir en la miseria.

De nada les sirve a Rivero y a su infame pandilla política que lo acompaña amenazar a Soria con ir a los tribunales y detener las prospecciones petrolíferas. Paulino Rivero no es nadie en Madrid. Al principio los diputados peninsulares lo miraban con curiosidad, pero no con respeto, como miraban a los procuradores saharauis en tiempos de Franco. Pero eso era antes. Ahora ni siquiera les llama la atención ver a un indígena vestido de europeo. Ahora simplemente lo ignoran. Y por su culpa también están ignorando y menospreciando a los canarios. ¿Se merece un pueblo noble como el nuestro estar representado por un mentecato político y por la goda política que lo maneja? ¿Es que no hay en esta tierra hombres y mujeres capaces de situar a la nación canaria en el lugar que le corresponde en cada uno de los foros internacionales? ¿Cuándo va a salir el pueblo a la calle, pacíficamente, para exigir que la pareja rumana desaparezca del escenario político?