NUESTROS poco queridos vecinos canariones, con el evidente visto bueno del Gobierno de Canarias, a cuyo presidente no le cría hierbas, es un decir, el camino aéreo que utiliza para trasladarse en helicóptero a la tercera isla, han esperado una coyuntura favorable, tras un primer intento fallido, para hacerle la furciada a Tenerife en materia carnavalera. Fue en la noche del viernes último, en que, según el programa publicado en la prensa por TVE en Canarias y por la TV autonómica, aparecía un raro fandango, que se cumplió tal cual y que ni la gente chicharrera ni la de la isla de enfrente entendieron hasta que no lo vieron. Constaba en el programa aludido que, a la misma hora, que eran las nueve y cuarto de la noche, TVE en Canarias retransmitiría la Gala de los Drag Queen, que es un espectáculo afeminado que hacen muy bien en Las Palmas, y que la TVC, o televisión autonómica, haría lo propio con la cabalgata anunciadora del Carnaval en Santa Cruz de Tenerife.

Lo primero que extrañó a la gente -me supongo que tanto a la de Tenerife como a la de Las Palmas- es que saliera una cabalgata que iba a anunciar un Carnaval que ya se estaba celebrando desde una semana antes en ambas provincias; y lo segundo fue que resultaba chocante que un espectáculo celebrado en el Parque de Santa Catalina de Las Palmas se retransmitiera a Tenerife y que la Cabalgata que transcurriría por las calles de Santa Cruz se retransmitiera desde Las Palmas, porque hasta allí llevó "la Autonómica" sus atrabancos emisores.

El resultado perseguido y logrado por los organizadores canariones fue meternos a presión, y contra nuestra voluntad, a los chichas, el espectáculo amariconado y, como los telespectadores tenían que cambiar de sintonía, dejarnos sin ver la cabalgata, en la que había hombres y mujeres como está mandado y nadie se extraña de verlo. De lo otro sí. Pero todo vale, incluso el juego no muy limpio en estas rivalidades pueblerinas donde nadie gana y todos pierden, porque lo que queda afectada es la unidad de miras en todos los sentidos que nos conduciría a los canarios por mejor camino que este que llevamos, que no es ni medianamente satisfactorio. Todo lo contrario.