Dado que cada ser humano está conectado con el Cosmos, también cada persona es un microcosmos en el macrocosmos. Por tanto, lo que hacemos a otras personas o al planeta Tierra, con sus animales, plantas y minerales, nos lo hacemos a nosotros mismos, y eso viene a nosotros de vuelta con todo detalle, según sea lo que hayamos introducido en el macrocosmos y en nuestra alma.

Muchas veces continuamos sin querer admitirlo, pero es así: esta sociedad actual, pobre en valores, que casi ya no muestra respeto por la vida, que en definitiva está contra sí misma y actúa en contra del planeta Tierra, y que trata como mercancía todo lo que vive, a la larga no puede subsistir. Muchas personas comprenden desde hace tiempo cada vez más algo sobre lo que la ciencia también está informando: que la Tierra, con todas sus formas de vida, está devolviendo al ser humano lo que este ha hecho y sigue haciendo al planeta Tierra con sus animales, plantas y minerales. La cosecha del ser humano, en vista del desequilibrio de nuestro planeta, es denominada cambio climático.

Nosotros, todos los seres humanos de todas las generaciones, hemos contaminado el clima de la Tierra. La mayoría de las personas han perdido el respeto por la vida. ¿Por qué? Porque la mayoría de los seres humanos no saben lo que son la conducta correcta y la moral. La codicia, la corrupción y el saqueo de los recursos naturales reemplazaron la conducta correcta y la moral. Ya no se tiene ninguna consideración por aquella que nos alimenta, la madre Tierra. La llamada de esta generación distanciada de la Tierra y de la naturaleza dice: ¡haz el mal y cree que el mal afectará a otros! Pero la ley cósmica no es variable, sino que perdura, y cada acción equivale a una reacción. Dicho de otra forma: lo que el ser humano siembre eso cosechará.

Teresa Antequera Cerverón

Venta ambulante de bebidas ilegal

Escribo porque es la única forma de protestar que me queda por la venta ambulante de bebidas alcohólicas en la calle. Soy un responsable de un puesto de Carnaval de Santa Cruz de Tenerife. El primer viernes de Carnaval vi cómo montaban un puesto de cerveza a un euro enfrente de mi puesto, en la calle Castillo. De buenas man

eras le dije a la persona que lo estaba montando que se retirara varios metros de mi negocio, ya que es una actividad ilegal la que hace y me perjudica. Este hombre no se movió y siguió en el mismo sitio. Al ver que no se movía vi cómo bajaba un furgón de Atestados y doy con ellos, ya que para montar una barra o cualquier tipo de actividad el ayuntamiento nos hace pagar unas tasas muy elevadas, aparte de estar dados de alta como actividad, tener nuestros seguros al día y un largo etcétera. Cuando les comenté a los policías municipales el problema que tenía con un puesto ilegal delante del mío, me comentaron que lo iban a solucionar y me fui tranquilamente.

Diez minutos más tarde me viene la persona del puesto ilegal a plantarme cara porque me había quejado a la policía y que no se iba hasta que terminara. Los policías lo único que hicieron fue decirle que me estaba quejando de él.

También he ido a la Concejalía de Fiestas, donde hemos pagado las tasas, a quejarme de estos puestos ilegales, que no pagan ningún tipo de impuestos y no están dados de alta como empresa, sino que son particulares que cogen un carro de supermercado, lo llenan de cerveza y cuelgan un cartel hecho de cartón donde pone "cerveza a un euro", y para decir que controlen estas actividades ilegales. Y me comentan que ese problema es de la policía y que ellos lo único que pueden hacer es decírselo para que actúe.

Como he visto que ya no es uno, sino casi una decena de puestos ilegales que se montan en la calle Castillo y alrededores, y que ningún cuerpo de seguridad hace caso, me parece que esta es la única forma en que puedo denunciar.

Le agradecería si puede publicarlo, a ver si este ayuntamiento, aparte de cobrar a los empresarios, nos defiende de este tipo de actividades ilegales, ya que he hablado con varias personas que se dedican a lo mismo y me comentan que existen más de diez y que no solo venden cerveza, sino cualquier tipo de bebida alcohólica y hasta comida.

Ayoze Darias

La TV pública, desnortada

Últimamente, me da la impresión de que TVE anda un poco extraviada. Funciona bien técnicamente y tiene muy buenos profesionales; pero su ideario, o credo, o línea editorial, anda fuera de camino, como si se le hubiera vuelto loca la aguja imantada de la rosa de los vientos. Le encaja bien aquella frase clásica de Agustín de Hipona: "Bene curris, sed extra viam" (caminas bien, pero fuera de camino).

Con motivo de las manifestaciones y consiguientes cargas policiales en Valencia, esta televisión pública, por su manera de tratar informativamente estos sucesos, se ha puesto abiertamente de parte de los partidos de izquierda, aireando bien estos incidentes, y sus directivos parecen estar de espaldas a las recomendaciones del presidente del Gobierno, cuando nos solicitaba a todos "serenidad" para no dar una "distorsionada" imagen de España.

TVE abría el martes todos sus telediarios con un gran despliegue informativo sobre la carga policial en Valencia. Se ve que no había sucedido nada más noticiable ni en España ni en el mundo. Daba la impresión de que se querían sobredimensionar unos hechos para dañar claramente la imagen del partido que gobierna, tras haber ganado ampliamente en las urnas hace apenas dos meses. Después hemos sabido que aquella no era una manifestación estudiantil, que allí había activistas ultraizquierdistas, antisistema y alborotadores varios. Hubo no sé cuántos detenidos y ninguno era estudiante. Y vimos a los diputados de izquierdas en el hemiciclo exhibiendo pancartas contra la policía. Y declaraciones de claro signo antigubernamental del señor Rubalcaba, de Rosa Aguilar, de Cayo Lara y de Ramón Jáuregui. Y algaradas callejeras ante las sedes del PP en muchas ciudades, como la de Sevilla, en la calle San Fernando. ¿Se trata de una campaña de intento de desalojo del PP? Es lo de siempre: querer conseguir en la calle lo que no se obtuvo en las urnas.

Y la desnortada TV pública, delante, como un vulgar megáfono, amplificando decibelios.

Eleuterio Alegría Mellado

(Sevilla)