En la última semana he leído y oído comentarios diversos sobre mi última intervención ante el Pleno del Parlamento de Canarias a propósito de la próxima reforma de nuestro Régimen Económico y Fiscal. En la mayoría de ellos se me atribuyen afirmaciones y voluntades que yo no expresé. Nada más lejano a mí que alterar el orden competencial establecido por el bloque de constitucionalidad, ni menguar la importancia de los pronunciamientos que el Parlamento de Canarias debe hacer en cada momento.

Lo que yo exigí y exijo en nombre de mi grupo parlamentario es que no se atropelle al PP en la Cámara canaria mediante una ley aberrante y filibustera para asaltar el Consejo Consultivo y el Consejo de Radio Televisión Canaria y al mismo tiempo se nos pida, en cambio, consenso en el Congreso de los Diputados.

Tomaduras de pelo, no. Acuerdos en las dos Cámaras, sí. Y para que no se sigan tergiversando mis palabras, nada mejor que publicar lo que el Diario de Sesiones del Parlamento de Canarias publicará como mi discurso:

"Cuando en 1805 Bonaparte tuvo conocimiento de que Inglaterra, Rusia y Austria habían creado coalición contra él -coalición que sería aplastada por el emperador en la batalla de Austerlitz-, Napoleón convocó a los tres embajadores en Fontainebleau y les espetó: Hagan ustedes lo que les plazca que nosotros haremos lo que nos venga en gana.

No faltaría más que CC, con una sola diputada en el Congreso, intentara marcarle la hoja de ruta del Régimen Económico y Fiscal al partido que gobierna España con mayoría absoluta, en una ley del Estado -repito: una ley del Estado-, que simplemente requiere escuchar el parecer del Parlamento de Canarias, en un informe para el que se necesitan cuarenta diputados que ustedes no tienen.

¿Qué credibilidad nos merece el plan de un Gobierno cuyo presidente nos convocó hace un año y cuatro meses a todas las fuerzas parlamentarias para que elaboráramos un proyecto de reforma exprés del REF -que se tramitó como PNL con acuerdo unánime de esta Cámara-, asegurándonos que estaba absolutamente convencido de que el dúo Salgado-Zapatero lo aprobaría de inmediato por decreto-ley, y que todavía duerme el sueño de los justos?

Otro engaño. Uno más en la lista de D. Paulino Rivero y Zapatero. ¿Qué credibilidad nos va a merecer este nuevo plan? Ninguna credibilidad. Cero. La misma credibilidad que ofrece a los canarios cualquier andanza de este Gobierno de Coalición Canaria y el PSC, Perdedores Asociados, S. L. Sociedad limitada en el tiempo y en el espacio. Limitada en el tiempo por lo poco que va a durar, y limitada en el espacio porque yo sé de alguien a quien muy pronto le moverán la silla.

Esos son los que nos llaman al acuerdo sobre nuestra Constitución económica, editando una Guía para la reforma del REF que a Luis de Guindos le ha hecho mucha gracia. No sabemos qué le ocurre al ministro, pero desde que Ani Oramas le entregó la famosa Guía, ríe y ríe sin parar.

¡Qué paradoja! Aquellos que violentan la Ley y el Estatuto de Autonomía para actuar a su antojo, entrando a saco en el Consejo Consultivo y en el Consejo de Radio Televisión Canaria, hoy nos piden consenso y acuerdo sobre nuestro Régimen Económico y Fiscal.

Aquellos que intentan apropiarse de las instituciones nos piden hoy que sigamos sus pautas y criterios en la reforma del REF. Se olvidan de que en consensos y acuerdos impera el principio de reciprocidad.

No se equivoquen ni dejen que su torpeza les haga pensar que marginando al PP en Canarias van a obtener en el Congreso de los Diputados algo distinto a lo que nosotros sancionemos. No sueñen jamás en un REF y en un Estatuto de Autonomía escritos al dictado del Gobierno de Canarias. Habrá un REF magnífico para nuestra tierra, pero será el que nosotros queramos aprobar.

Será una norma moderna, eficiente, atemperada a los tiempos que corren y a las necesidades de Canarias. No será un engañabobos, como el Plan Canarias; o un fraude, como la Ley de Aguas. Será una norma para cumplirla. No vamos a mentir a nuestro pueblo con falsas promesas u objetivos indefendibles ante la Unión Europea.

El reino del engaño no es el nuestro. Es el del Sr. Rivero. El reino de la mediocridad está en su entorno. Porque solo un mediocre puede ordenar que una cámara de televisión autonómica vuele a Madrid a filmar el llanto de su viceconsejero de Turismo.

Solo un mediocre pudo decidir que se apoyara la propuesta de financiación de Zapatero en 2009, que tantos perjuicios le ha supuesto a Canarias. Error que ha reconocido, pero por el que todavía no ha pedido perdón. Solo un mediocre confunde la minería del agua -32.9 EAC/pozos y galerías de agua en las Islas- con las prospecciones petrolíferas en alta mar.

Comprenderán, en consecuencia, señorías, que no aceptemos entrar en este juego ni que el Gobierno del Sr. Rivero nos pretenda imponer el guion del REF que nosotros vamos a aprobar.

Sin embargo, escucharemos todas las opiniones. Vamos a trabajar sabiendo lo que piensan los grupos parlamentarios, las asociaciones empresariales, las Cámaras de Comercio, los sindicatos, los expertos universitarios y los políticos que conocen la materia, pero que, por desgracia, ya no están aquí -como es el caso de Blas Trujillo-.

Queremos conocer la opinión de la gente de la calle y tenerla en cuenta. Queremos saber lo que piensan los que saben y los que no saben, incluidos los consejeros del Gobierno de Canarias.

Y cuando hayamos escuchado todos los pareceres, y solo entonces, haremos público el REF que queremos para Canarias, del que sí les puedo decir que su filosofía va a ser obsesiva: mecanismos que incentiven el empleo, tanto su creación como su mantenimiento, y figuras tributarias cuyos beneficios repercutan en toda la sociedad canaria, de forma absolutamente generalizada, eliminando la arbitrariedad y la inseguridad jurídica que ha caracterizado las últimas reformas.

Yo fui ponente en el Congreso de los Diputados, junto con Adán Martín y Antonio Martinón, de la Ley del REF de 1994. Les puedo asegurar que en aquella ponencia no se movía una coma del texto del Gobierno de Felipe González -Gobierno en minoría- sin que el ministro de Hacienda lo autorizara. Y así se asumía, en la conciencia de que era una ley del Estado. Al final de la tramitación las modificaciones fueron muy escasas.

Así ocurrió entonces y así ocurrirá ahora, sin que nos pueda imponer un determinado REF este Gobierno de segunda división".

Parlamento de Canarias