HAY MUCHAS noticias que comentar. Algunos lectores me dicen que últimamente siempre hago una miscelánea, pero es que me gusta comentar y dar mi impresión sobre lo que está ocurriendo en España, y en especial en nuestras Islas. Precisamente porque hay tantas voy a comenzar con el cumplimiento del segundo centenario de la que fue nuestra primera constitución democrática, la Constitución de 1812, que siempre ha suscitado visiones tan radicales como contrapuestas. De ella solo destacar hoy, en el capítulo I, el artículo 3, donde especifica que la soberanía reside esencialmente en la nación, y por lo mismo pertenece a esta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales. Y el artículo 4, que dice: "La Nación esta obligada a conservar y proteger por leyes sabias y justas la libertad civil, la propiedad, y los demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen".

Vamos ahora a pasar a la delicada, difícil y compleja, por no dramatizar y decir grave, situación actual, especialmente en la economía, pero no en exclusiva. El déficit final del gobierno anterior fue del 8,51%, frente al objetivo del 6% comprometido con la Unión Europea. Esto va a obligar con total seguridad a nuevos recortes, que endurecerán aun más la vida a los españoles. El 29 de febrero oí en la radio a Elena Valenciano y me resultó patético. Resulta que la culpa de la situación actual es de todo el pueblo español, de todos, de Europa y del mundo. El Gobierno anterior no tiene, por lo visto, ninguna responsabilidad, nada de arrepentimiento y menos propósito de enmienda; al contrario, critica al Gobierno actual del PP que se haya decidido a tomar una serie de medidas, al parecer, indispensables, al menos alabadas por Europa y EEUU. El PSOE, que todavía tiene esperanzas de volver a ganar en Andalucía, donde lleva treinta años gobernando y tiene un índice de paro del 30%, y unos problemas de corrupción inauditos, dice que ellos saben cómo salir de la situación actual de otra manera. ¿La misma que han seguido hasta ahora, con los resultados a la vista? Me resulta muy triste y desesperanzador que el partido más antiguo de España, el que se vanagloria de ser obrero y español, no reconozca que ese pueblo que dice defender ha elegido libremente y por mayoría absoluta al otro gran partido nacional, con otras ideas, para ver si lo saca de la crisis y que actualmente son seguidas en Europa, continente al que pertenecemos, por las naciones que mejor están sobrellevando la misma, y que es paladín de derechos y libertades. Que, en consonancia de como expresó su secretario nacional, Pérez Rubalcaba, haga el PSOE una oposición responsable y útil, estén limitándose no a expresar sus propuestas en el Parlamento y Senado, como sería lo democrático, sino a propiciar, o al menos acompañar y comprender, algaradas bastante violentas y con representación partidaria, con gran profusión de banderas republicanas, cuando estamos en una monarquía, y los antecedentes de las dos repúblicas que hemos tenido nos llevaron a guerras fratricidas, enfrentamientos, violencia, crímenes nefastos y quema y destrucción de monumentos históricos, violentando nuestras creencias y valores. Como si de esta manera pudiéramos controlar el déficit y relanzar nuestra economía.

Es falaz decir que todos tenemos la culpa. Efectivamente, gran parte de la sociedad (no toda por supuesto, ni en todas las regiones o autonomías de España) se dejó seducir por el crédito fácil y se endeudó más de lo debido, llegando en el momento de las vacas flacas a la situación actual, pero en muchos países europeos el paro es la mitad o menos que en España, y se está creando trabajo. Lo mismo ocurre en algunas regiones españolas como La Rioja, Navarra y el País Vasco. Ha sido el gobierno anterior, con sus gastos incontrolados y no productivos (Alianza de Civilizaciones, subvenciones varias...), y al mismo tiempo falta de medidas correctoras, quien nos ha llevado sin duda a esta situación difícil de controlar y superar. Y no solo no colabora en su solución, sino que procura entorpecer la recuperación por todos los medios a su alcance, colaborando con los sindicatos, organismos en los que se asocian los trabajadores para la defensa de los intereses comunes.

De siempre han existido sindicatos colaboradores, como ocurre en la mayoría de los países europeos, donde se está superando la crisis; otros, reformistas, que aspiran a cambiar lo que creen oportuno, teóricamente en mejora de los trabajadores, al menos en el caso de España, olvidando a los que no tienen trabajo; y unos revolucionarios, que pretenden la destrucción del Estado. Esperemos no encontrarnos en el último caso, sino en el de los reformistas, aunque lo deseable hubiera sido los colaboradores.

Lo cierto es que en la etapa anterior se destruyó empleo por millones -¡lo peor que le puede pasar a un trabajador es quedarse en el paro!-, y los sindicatos no se movieron ni rechistaron, todo el mundo sabe por qué. Lo han publicado y dicho los medios de comunicación hasta la saciedad: la cantidad enorme de dinero recibida para cursos de formación y otras consideraciones. Y ahora me he enterado por la prensa de que además se han convertido en empresarios y que tienen empresas valoradas en millones de euros que les dejaron el año pasado más de dos millones de beneficios. ¿Dónde va a parar ese dinero; para qué se utiliza?

Ahora, con la nueva ley de reforma laboral, han perdido gran parte de esos beneficios, como los cursos de formación que también podrán dar las empresas. ¿Es esa la causa de que se esté incendiando nuestra convivencia en tantas ciudades, magnificada por la radio y televisión públicas, especialmente en Valencia, Barcelona y Madrid? Se ha llegado a extremos de gran violencia, quemando contenedores y vehículos, lanzando piedras y balas contra bancos, comercios y sedes del PP (partido que gobierna). Se están utilizando estudiantes, algunos muy jóvenes, fáciles de manipular, por supuesto incitados por profesionales, algunos de los detenidos con antecedentes policiales.

Las fuerzas de seguridad tienen la obligación de mantener el orden y no permitir que se corte el tráfico y se trastorne el normal funcionamiento de las ciudades, principalmente con manifestaciones no autorizadas y violentas. Y no me digan que ha sido por la actuación de estas fuerzas, que han sido provocadas y agredidas. Recordemos la actuación de estas fuerzas en casos similares en EEUU, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Grecia, Portugal, y no digamos nada de Rusia, China, Corea del Norte o Cuba. Comparar, como se ha querido hacer, con las manifestaciones de la familia, a favor de la vida, o de las víctimas del terrorismo, donde ha habido representantes del PP, es una barbaridad, pues una de sus muchas características es que eran autorizadas y, por tanto, previsto su desarrollo, totalmente pacíficas y ordenadas y, desde luego, mucho más numerosas, y por desgracia sin ningún resultado.