NADA es a cambio de nada; y si Marruecos se empeña denodadamente por conservar su poder sobre el Sahara Occidental contraviniendo resoluciones de la ONU y de los derechos humanos es por algo. Más importante que las leyes es la codicia; más deseable es la riqueza que el reconocimiento de la legitimidad de los pueblos.

El Sahara Occidental cuenta con abundantes recursos naturales en fosfatos, petróleo, gas y pesca, así como de circonita, que es un material parecido al diamante y al uranio con el que Marruecos podría lanzarse a la construcción de una planta nuclear con fines civiles -eso dicen-.

Pero lo peor de este asunto es que Marruecos lleva en la actualidad todo tipo de extracciones en un territorio que no le pertenece y que ya desde 2002 el secretario adjunto para asuntos legales de la ONU, Hans Corell, redactó un informe en el que subrayó que "cualquier actividad de explotación en contra de los deseos del pueblo saharaui todas ellas constituirían una violación de los principios del Derecho Internacional". Pues ya ven con su proyecto de regionalización-marroquinización el caso que le hace a esto el rey alauí.

Además de estos yacimientos son las minas de Bucraa las que más importancia tienen, puesto que se trata de uno de los yacimientos de fosfatos más grandes del planeta, con una producción de 2,4 millones de toneladas al año, que cuenta con una cinta trasportadora de más de un centenar de kilómetros, que conecta la mina con el muelle de El Aaiún. Asimismo, tiene uno de los caladeros más ricos del océano Atlántico, lo que ha modificado tratados y pretensiones, siempre a favor de Marruecos, que no cuenta con el pueblo saharaui, comandado por el Frente Polisario, donde la aquiescencia española es palpable, puesto que apuesta por una autonomía para el Sahara eludiendo el derecho de autodeterminación del mismo.

El Sahara Occidental, que posee un territorio extensísimo de 260.000 kilómetros cuadradazos, con sus cerca de 270.000 habitantes, dada la riqueza que posee tendría una renta per cápita altísima, parecida ni más ni menos a la que disfrutan los países del Golfo Pérsico, lo que ocasiona esta apetencia marroquí y que ha costado y cuesta un conflicto bélico difícil de evitar. Y aun en estos momentos, cuando está en el alero la cuestión del petróleo (que si Canarias, que si el Estado, que si Marruecos), no podemos mirar para otro lado, porque ahí también está presente la antigua colonia española, que actualmente es un territorio en litigio y que no pertenece a Marruecos, por lo que esta cuestión no es nada fácil de dilucidar y está en la oscuridad más absoluta.

Algunas compañías petroleras que actuaban en el Sahara Occidental, a las que Marruecos les había concedido licencia para extraer petróleo y bajo la actuación del Observatorio de Recursos para el Sahara Occidental, que manifestó que esos recursos son para el pueblo saharaui, hizo posible que compañías extranjeras hayan abandonado el Sahara Occidental, entre ellas la española Iberdrola.

En fin, apuntes de aquí y de allí y que viene bien recordar la historia que les rodea.