DON PAULINO RIVERO, presidente del Gobierno de Canarias, nos sorprendería si, realmente, fuera verdad lo que anuncia, porque él solo lo cree y hace falta verlo para creerlo, que eso está por ver, que él, don Paulino, asume el reto de que la región o, más exactamente, colonia disfrazada de comunidad autónoma, podrá crear 236.000 puestos de trabajo antes del año 2020. O sea, dentro de ocho años, unas ocho veces doce meses, que sale a casi 492 puestos de trabajo por día, con lo que a don Paulino lo llamarán de mote "el Rapidito", porque los puestos de trabajo los creará antes del año 2020, a no ser que espere al 31 de diciembre de 2019 para empezar a crear los puestos, que será a las doce de la noche de la víspera de Año Nuevo, previo cumplimiento de que se mejorará la competitividad de las empresas para que estas puedan alcanzar a medio plazo el millón de trabajadores, la formación, la innovación y el hallazgo de nuevos nichos de actividad que permitirán alcanzar ese logro, el cual seguirá dependiendo del turismo.

Esa noticia la publicó este periódico en su número del martes día 6 de marzo y coincidió con la llegada en masa de trasatlánticos al puerto de Santa Cruz, con varios miles de turistas, y puede ser que ese arribo de cruceros, que dice la gente, aunque crucero es un barco de guerra, haya despertado el entusiasmo de don Paulino, quien echó las campanas al vuelo.

En la información se menciona un informe optimista sobre llegadas y visitas turísticas por barcos, aunque los turistas están escamados con los accidentes de los "Costas", que ya van por el segundo en pocos meses, y eso da más confianza al señor Rivero, quien, además de maestro de escuela y mandamás distingido de Coalición Canaria, ahora, de la noche a la mañana, se ha vuelto un consumado entendido en materia turística por los mares.

El resultado se verá dentro de ocho años y deseamos de verdad que el señor Rivero cumpla lo que anuncia, por el bien de Canarias, que es lo que importa, y, a lo mejor, con don Paulino ocurre lo de aquel burro, con perdón, que tocó la flauta en la hierba de un parque, que se le cayó, al pasar, al flautista.