Necesitamos un estadista, no un mandatario. El problema del gobernante está en si sus conocimientos y razonamientos están a la altura de su puesto de mando.

En la mayoría de las autonomías y ayuntamientos se adolece de falta de la suficiente bondad, calidad y estimación para que su gobernante sea merecedor del cargo que ocupa, aunque haya sido votado. En este caso podemos destacar a nuestra autonomía, con su presidente a la cabeza. No quiero ni deseo dañar la personalidad de don Paulino Rivero, el cual, como persona, me merece todos mis respetos. Pero es el caso que, para mi modesto juicio, a Vd., don Paulino, le falta equidad en sus juicios y disciplina en la dirección de su Gobierno. No se puede mandar por mandar, y en particular por las directrices de partido. Tampoco, utilizar su cargo como arma arrojadiza sin calibrar las reivindicaciones del pueblo. Un jefe de Gobierno debe estar muy por encima de las críticas que se le hagan. Más que nada por el respeto y bienestar de su pueblo, que para esto ocupa su presidencia. Y no llevarse por rencores que en nada beneficia a su persona.

Sr. don Paulino Rivero, retire la denuncia que ha interpuesto al periódico EL DÍA. Y más, después de haber perjudicado a EL DÍA con la negación, sin ningún motivo, de concederle la FM que de derecho le pertenecía, obligándole a cerrar su emisora de radio junto al despido de su personal (20). Hecho, Sr. Rivero, que nunca debió haber permitido, pues un estadista de verdad está muy por encima de este tipo de acciones, que van más en perjuicio de su persona que el daño efectuado.

Juan de la Rosa González

La casa de los payasos

Soy de Santa Cruz, pero siento La Laguna como si hubiera nacido en ella. Como todos los años cuando se aproxima la Semana Santa, me gusta pasear por Aguere por sus calles frías, cuando ya huele a primavera, a cera e incienso. De repente me llama mi amiga Cande y me dice: "¡Ahh! si vas para la Laguna, pásate por la plaza del Adelantado y verás los nuevos Juzgados con su forma de cubo colorido; parecen la casa de los payasos". ¡No me lo puedo creer!, cuando vi que habían desaparecido los antiguos Juzgados con su estilo regionalista canario y ahora estaba un armatoste cubico, desentonando con el entorno... De verdad que parecía "la casa de los payasos," y me sentí mal, porque si hacemos esto con nuestra ciudad Patrimonio de la Humanidad, ¿qué se puede esperar de nosotros? Y pensé que la incompetencia de nuestros políticos permitiendo esto es nuestro fracaso como electores.

¡Si pudiéramos hacer algo para parar esta especie de enfermedad que sacude a La Laguna, y que esta acabando con su armonía arquitectónica!

Al igual que la plaza del Adelantado en la Plaza del Cristo y su entorno se han hecho edificaciones funcionales, carentes del estilo que define a la ciudad y del sentido común. La Casa de la Capilla Expiatoria ha sido vaciada por dentro, como otras casas, y solo ha quedado su fachada como si fuera el decorado de cartón de una película del Oeste; ha desaparecido su interior de piedra, barro y madera.

Si te vas enfrente de la Claras verás otro sinsentido de hormigón de la empresa de aguas; pero no se quedan atrás tampoco las residencias universitarias ni las facultades.

Cuando llegué a mi casa, reflexionando en lo que había visto, recordé lo bonito que era el Valle de La Orotava y la carretera vieja hacia Garachico. Eran tres horas de curvas y de casas canarias, pero ya de eso queda muy poco y seguro que ahora me toca oír a al intelectual de turno diciendo lo bien que ha quedado La Laguna con su modernidad, aunque todos seamos conscientes de que estamos perdiendo la herencia de nuestros antepasados y un poquito más nuestra identidad.

Jesús Alberto Reyes

(Santa Cruz de Tenerife)