1.- Tengo que ir a la policía porque he recibido cierto e-mail de un venado, que, interpreto, me amenaza de muerte. Hoy lo decidiré. Hacía tiempo que no me molestaban tan gravemente. Parece que no le gustó que dijera que es un sátrapa y un criminal. Y también el Che Guevara. Vamos a ver si empezamos a llamar a los personajes por su nombre. Una revolución que mata a gente, una revolución cruenta auspiciada por cualquier ideología, es una revolución criminal. Las revoluciones que a mí me gustan son como la de los claveles. Pues este venado charlatán que envía sus improperios y amenazas, o se ha vuelto loco o ha sufrido una crisis fidelista; luego su e-mail va a acabar donde tiene que acabar. En la policía y supongo que luego en un juzgado. Para que lo detengan y lo juzguen. Dicho lo cual voy a hablar de la huelga. A mí me parece patético que hombres y mujeres como castillos salgan a la calle, en pleno siglo XXI, con una bandera roja y con un pito, un tambor y unos cacharros. Para hacer ruido. Los sindicatos, y la izquierda en general, están tan anclados en el pasado que da pena. Esta huelga general no va a servir para nada. Pero para nada. El Gobierno no puede dar marcha atrás en la reforma (aunque a mí personalmente me gustaría que añadiera ayudas a pymes y autónomos), porque Europa se la exige. Zapatero convocó las elecciones de forma anticipada, no para que las ganara el PSOE sino para que el PP tomara el timón del Estado cuanto antes porque sabía con lo que tenía que lidiar. En esto no fue tonto, sino listo. Eché de menos, en los cortejos sindicales del jueves último, unas fotos de Franco, aunque es verdad que en la manifestación de Santa Cruz me pareció ver a alguien con uniforme militar en la cabecera. El generalísimo Franco fue quien les concedió los privilegios que el PP les ha quitado ahora. Y estas prebendas supusieron no poco retraso laboral en España. Es humano que un señor o una señora que se sienta completamente seguro en su empleo, prácticamente imposible de despedir, rinda menos. Todavía hay que aclarar más el tema de las indemnizaciones por despido (es impresentable que sean de más de 20 días por año trabajado, las empresas no lo resisten); y poner en marcha las ayudas prometidas en la campaña electoral a pymes y autónomos, que son los verdaderos motores de la economía y los que crean empleo. Desde que se concedan créditos blandos a estas empresas (y no al 19% como en el Banco Santander), desde que se subvencionen las contrataciones y se reduzcan cuotas de la Seguridad Social se empezará a ver una merma en las listas del paro. Pero el Gobierno de MarianoRajoy aún no se decide a cumplir lo prometido en la campaña electoral. Tiene tiempo -él-, pero las pymes y autónomos, ahogados hasta el infinito, no.

2.- Si el Gobierno que toca en España es de derechas, ¿qué espera la izquierda, que haga una política de izquierdas? Es normal una amnistía fiscal -ya la han hecho antes los socialistas-, como la aprobada el viernes por el Consejo de Ministros, para que aflore el dinero negro de las grandes fortunas depositado fuera de España y guardado dentro de España. Pero la economía sumergida de las pymes no va a aparecer hasta que no se garantice el futuro de éstas. Es decir, las empresas pequeñas van a seguir queriendo dinero negro y trabajando "sin factura" hasta que puedan recuperarse de la situación que pasan con créditos blandos, con reducciones de cuotas de la S.S. y con subvenciones por trabajador contratado. De la otra forma trabajarán el dueño, su hijo, su mujer y su cuñado, todos apuntados al paro y haciendo cáncamos para cerrar su ciclo económico. No será fácil cargarse este sistema, pero sí existen fórmulas que es preciso aplicar cuanto antes. Los que sobraban eran los pitos y los tambores, que a mí me ponen muy nervioso. El Gobierno, pues, intenta cambiar las cosas y está trabajando -seriamente- en ello. Pero no le pidan una política de izquierdas, sino una política liberal en unos tiempos muy difíciles.

3.- La semana se ha ido rápidamente, como siempre que toca final de mes. La verdadera huelga tendrá efecto en la que empieza mañana, porque es santa. Y ya saben que la gente no da golpe (empezando por los docentes) desde el viernes pasado al próximo lunes. Ashotel ha hecho una llamada al turismo interior, a ver si los hoteles de los lugares más turísticos (todos) llegan al 100% de ocupación. Con precios muy baratos. Veremos los resultados. El desánimo es manifiesto. Yo comprendo a los empresarios pequeños, que están desesperados y que no pueden pagar las nóminas, ni los impuestos, ni a los proveedores. El círculo vicioso es terrible: yo no cobro, luego no te puedo pagar. La noticia más agradable quizá -lo dicen hasta los empleados- ha sido el desenlace final para CajaCanarias, que supone integrarse en CaixaBank. Un éxito. Ya verán como esta absorción es buena para Canarias, porque La Caixa es una organización con mucha sensibilidad y CajaCanarias, no digamos. Será potenciada la obra social y tendremos un banco más humano. Estoy seguro. Y, además, la intención es potenciar la marca CajaCanarias. Bueno, pues al borde del abismo está el país entero, pero hay que tener fe. Esto no puede durar mil años. Hay que ver cómo nos engañaban aquellos con los botes verdes y con toda su miserable verborrea. Hay que ver lo idiotas que fuimos dejándonos sorprender. Y todavía, porque miren lo que ha ocurrido en Andalucía. Los que roban, o los que amparan a los que roban, gobernarán de nuevo. Terrible, ¿no? Terrible y patético en el país de Rinconete y Cortadillo y de los principales pícaros del mundo mundial. Y hablando de otra cosa, parece que al conspicuo concejal de Santa Cruz (no adscrito) Corrales le dio la policía el otro día, en un rifirrafe sindical, el día de la huelga, un par de porrazos en el tronco de la oreja. Todavía está rascándose el hombre. Bueno, pues me alegro de que haya sido leve.

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