EN CINCO ejes desglosó magistral y pedagógicamente el doctor Manuel Díaz, cirujano cardiovascular y exprofesor universitario, la charla-coloquio que impartió en el Colegio Mayor San Fernando, de La Laguna, ante una interesadísima audiencia y que tituló "El futuro de Canarias: hacia la República Federal Canaria. Historia del colonialismo, psicopatología social de los pueblos colonizados, nacionalismo institucional canario, desarrollo económico de Canarias y geopolítica".

Insistió reiteradamente el ponente en el hecho de que esos temas son neutros, en el sentido de que no se habla de tendencias políticas y son para cualquier canario o canaria, independientemente de su ideología. "El colonialismo está juzgado como crimen de lesa humanidad", dijo el Dr. Díaz, añadiendo que "España ha compartido su colonia con la Unión Europea, dando lugar el neocolonialismo, que hay que añadir al colonialismo histórico, pero con los mismos fines de explotación colonial de Canarias".

"Ni somos europeos ni ultraperiféricos. ¡Somos centrales de aquí!", remachó el conferenciante, criticando certeramente el mensaje subliminal, propagandístico, que se hace llegar a la población, mediante el cual hasta las restingolitas son europeas, mensaje que implica la diabólica intención de desorientar al oyente tanto geográfica como políticamente.

Con respecto a la psicopatología social de los pueblos colonizados, describió la citada enfermedad como una patología que produce un pueblo indolente, abúlico, transculturizado desde el miedo prolongado, que ocasiona un daño patológico, pues el miedo produce ignorancia porque no se puede pensar libremente, y la ecuación incultura más miedo es igual a inmovilidad.

El doctor Manuel Díaz diseccionó magistralmente las dimensiones de la conducta en cuatro apartados: psicología, sociología, filosofía y psiquiatría política de la conducta, definiendo las dos dimensiones de la psiquiatría política de la conducta, la psiquiatría del colonizador (prepotencia, etc.) y la psiquiatría del colonizado (pasividad política producida por el miedo y la ignorancia, estado de enajenación mental, etc.), en lo que coincide con el psiquiatra Frank Fannon, que describió esta patología como "el síndrome del colonizado".

En el apartado del nacionalismo institucional dejó claro que el independentismo emerge del nacionalismo, diferenciando ambos conceptos, que, sin embargo, resultan complementarios, definiendo al independentismo como una posición plausible, noble y meritoria; independentismo que lo promueve la territorialidad, lo que nos lleva a la necesidad de obtener un Estado propio para poder delimitar nuestras fronteras; el Estado como máximo rango del nacionalismo, su máxima institución, lo que nos transforma en sujeto de derecho internacional.

Para exponer el cuarto apartado, el desarrollo económico de Canarias, realizó un somero análisis de la política colonial reciente, la desaparición de la agricultura y la ganadería, recordando cómo el denominado Pacto de Progreso de Saavedra (con el consentimiento de sus amos metropolitanos) confiscó las aguas canarias, haciendo la economía más dependiente aún; cómo liquidaron los Puertos Francos y el banco pesquero canario-sahariano, arrasando con las conserveras. No corrió mejor suerte la industria, como las fábricas de tabacos, entregando el turismo y el comercio en manos de las multinacionales, o ahora la refinería a Abu Dabi, un REF que nos empobrece a toda velocidad y las cajas canarias absorbidas por la banca española.

Como alternativa dijo que se necesitan centros financieros, leyes fiscales y hacienda propios para desarrollar Canarias, pues estamos en una situación crítica, con un mercado cautivo de la Unión Europea.

Por último, en el apartado geopolítico, aseveró que no podemos ejercerla al no tener rango, a pesar de las inmensas posibilidades que tiene Canarias por su privilegiada situación en el noroeste africano.