SORIA y Rivero están protagonizando, ¿sin proponérselo?, un triste espectáculo de desencuentros políticos, en medio de la peor crisis económica de la historia de Canarias, que evidencia las actuales y pésimas relaciones entre el Estado y Canarias. Un rosario de dimes y diretes que comenzó con el anuncio de José Manuel Soria de la supresión de la bonificación a las tasas aeroportuarias, uno de los logros más importantes de Paulino Rivero. Lo curioso del caso fue que Soria no era ministro de Fomento, sino de Turismo, por lo que debía haberse opuesto a su supresión, en vez de anunciarla e intentar justificarla. Seguidamente, en medio de la polémica de las tasas, el ministro anunció la supresión de las primas a las energías renovables, otra de las apuestas históricas de Rivero. Y para rematar la jugada, por si no fuera suficiente, el Gobierno de España, a propuesta de Soria, autorizó por decreto las prospecciones de petróleo a Repsol, un tema muy sensible en Canarias y especialmente para CC, por la cercanía de su Congreso y la oposición férrea de las poderosas organizaciones insulares de Lanzarote y Fuerteventura. Así, el petróleo, que en cualquier otra parte del mundo hubiera supuesto una enorme alegría, aquí se ha convertido en una verdadera desgracia que ha terminado por romper las ya muy deterioradas relaciones con Madrid.

Paradójicamente, la falta de comunicación entre Soria y Rivero ha convertido al petróleo en el gran problema de Canarias. El decretazo del ministro estropeó la que debía haber sido la mejor noticia económica de Canarias en los últimos quinientos años. Soria se limitó a enviar unas frías cartas al Gobierno de Canarias y a los cabildos de Lanzarote y Fuerteventura para que en el plazo de diez días presentaran alegaciones a un borrador de decreto de convalidación que ya había sido redactado. Les pedí entonces a Soria y Rivero, como presidente del CCN y en virtud de los pactos políticos que mantenemos con CC, en Canarias, y con el PP, en Madrid, que hablaran e intentaran llegar a acuerdos sobre el petróleo y el resto de los temas. Y aunque los dos me dijeron que estaban dispuestos a hacerlo, la reunión nunca se produjo, porque dos no hablan si ninguno, en el fondo, quiere.

Al final, no se sentaron y el ministro aprobó por decreto las prospecciones en las aguas cercanas a las Islas, sin contar con Canarias. Rivero, muy enfadado, llegó a amenazar con dimitir si se realizaban las prospecciones. "Mientras yo sea presidente no se llevarán a cabo las prospecciones", dijo tajante. Pero ¿qué pasará si se hacen? ¿Dimitirá el presidente? Creo sinceramente que no es el momento de las dimisiones, sino de las decisiones. Soria y Rivero son los políticos canarios más relevantes hoy. El primero es el único ministro canario en el Gobierno de España y el segundo preside el Gobierno de Canarias, por lo que tienen que sentarse a hablar ya, porque a ambos se les supone su amor a Canarias, y nuestra gente lo está pasando muy mal y los necesita a los dos.

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y diputado en el Parlamento

de Canarias

@ignaciogonsan