VAMOS a hacer lo que hay que hacer -declaró el señor Depende-, porque si hacemos lo que hay que hacer, vamos a salir adelante; y si no hacemos lo que hay que hacer, no vamos a salir adelante.
-De acuerdo -dijo un periodista-. Pero ¿qué es lo que hay que hacer?
-¡Pues lo que estamos haciendo! -respondió el señor Depende.
-Que es lo contrario de lo que dijo que iba a hacer -apuntó el impertinente-. Dijo usted, por ejemplo, que "subir los impuestos significa más paro y más recesión y darle una vuelta de tuerca más a la maltrecha economía de las familias y las empresas".
El señor Depende se desbordó de sacrosanta indignación:
-¡La culpa es de los socialistas, que no cumplieron el objetivo del déficit! Nos hemos encontrado con un ocho por ciento en lugar del seis.
-Ahora sí que no entiendo nada -repuso el periodista-. Además de no cumplir su palabra y subir los impuestos, resulta que usted no cree en la receta que usted mismo nos vendió: mantener los impuestos bajos para reactivar la economía y aumentar los ingresos. Explíquenos por qué esa política sí funcionaría con el seis y no con el ocho.
-¡Lo que no se puede hacer es gastar lo que no se tiene! -exclamó el señor Depende-. Si se gasta más de lo que se tiene, pasa lo que pasa.
Otro periodista intervino:
-Todo el mundo gasta lo que no tiene. Nadie podría montar una empresa, o comprar una casa o un coche, sin recurrir a un préstamo. Más bien es una cuestión de confianza y solvencia.
-¡España es un gran país! Yo confío en España y en los españoles -dijo el señor Depende-. Vamos a cumplir con el objetivo del déficit para devolver la confianza a los mercados y activar el crecimiento económico.
-Pues la prima de riesgo sigue disparada -replicó el periodista-, y muchos economistas insisten en que resulta contraproducente recortar el gasto público en épocas de recesión. Y, hablando de recortes, usted dijo que iba a "meter la tijera a todo salvo la sanidad y la educación", y...
-¡Es que no hay dinero! -lo interrumpió el señor Depende-. Solo le pido unos euros a los españoles para garantizar los servicios públicos.
-Pero reconozca que incumplir su programa no genera confianza precisamente. Recuerde lo que dijo en el debate electoral: "Yo lo que no llevo en mi programa no lo hago". Después de acusar reiteradamente al anterior presidente de no ser de fiar, yo le pregunto: ¿es usted de fiar?
El señor Depende guardó silencio un instante. Se ajustó las gafas y se atusó la barba:
-Depende.