El Gobierno de Canarias justifica los ajustes en el mantenimiento de los servicios básicos, publicábamos ayer en EL DÍA. Asimismo informábamos de que Miguel Cabrera, diputado del Partido Popular, critica la "orgía impositiva" y la "bacanal tributaria" del Ejecutivo regional. Estas son las políticas comandadas por Paulino Rivero y su consejero de Economía, Javier González Ortiz. ¿Quién ha dicho que González Ortiz esté capacitado para ocuparse de las cuentas canarias en unos momentos tan delicados como los actuales? ¿Puede este niñato político tener en sus manos el dinero de una nación como Canarias? ¿A quién se le ocurrió nombrarlo? Pues a quien es más enano mental que él mismo.

Por otra parte, también informábamos ayer a nuestros lectores de que Rivero admite que el concurso de las radios no responde a las expectativas. Qué cinismo. Añade que tiene consistencia técnica y jurídica. ¿Piensa este déspota político que todos los canarios son imbéciles? Es imposible que ese concurso de adjudicación de frecuencias responda a las expectativas de nadie salvo de sus amigotes porque él lo ha usado para favorecer a los que le caen bien o para comprar y acallar voces discordantes, como las de un pájaro tatarita de Las Palmas que ha pasado de ser mucho más crítico con la gestión del presidente de lo que somos nosotros, a convertirse en uno de sus más babosos voceros y aduladores. El fin del concurso, insistimos, ha sido beneficiar a sus amigos y a allegados y, de paso, quitarle a EL DÍA su emisora; la mayor torpeza que ha podido cometer Paulino Rivero. Lo hizo para vengarse de José Rodríguez porque se negó a seguirle el juego de las aguas canarias y los 25.000 millones de euros de inversión. Por cierto, don Paulino, ¿dónde están esas aguas canarias? ¿Cuántos pesqueros isleños están pescando en ellas? ¿Por qué no nos enseña un solo euro -con uno solo nos conformamos- de esos 25.000 millones que nos iba a enviar Zapatero?

Quiso usted que José Rodríguez se tragara esas monsergas y las alabase en las páginas de EL DÍA. Es decir, pretendió usted que el periódico más patriota y leído de Canarias, además de ser el único que lucha por la libertad de su tierra, engañase al pueblo como hace usted a diario. Como el editor de EL DÍA se negó en rotundo a tan mezquina pretensión, la emprendió a golpes con él. Primero la radio, luego una denuncia por los papeles de México, pese a que otros dos medios de comunicación difundieron la noticia antes que EL DÍA, después una sentencia judicial dictada en apenas veinticuatro horas -algo insólito no solo en España y en Canarias, que es su colonia, sino en todo el mundo-, más tarde una declaración en el Parlamento de Canarias y otra en "su" Radio autonómica acusando a José Rodríguez de haberlo chantajeado, y a continuación una denuncia contenida en dos mamotretos de papel que pesan más de 32 kilos por criticar su actuación como político. Lo siguiente todavía no sabemos qué será. ¿A dónde pretende llegar usted, don Paulino? ¿No comprende que su única opción es dimitir y exiliarse?

El tiempo nos ha dado la razón. Usted no sirve para ser presidente. Usted carece de cualidades para desempeñar un cargo público. Cualquier bedel de la Comunidad autónoma está más capacitado políticamente que usted. Usted ni siquiera es un hombre imparcial. Lo ha demostrado en el concurso de las radios. No es que usted esté hundiendo a Canarias; usted ya ha hundido a estas Islas en la más espantosa miseria. Por su culpa padecemos una cochambre inconcebible, pues antes vivíamos en las Islas Afortunadas. La primera urgencia en estos momentos es buscar a una persona que pueda sacar al Archipiélago del precipicio al que lo ha arrojado. Una persona que no puede ser usted mismo, naturalmente, porque lo único que le queda por hacer, si nos permite el consejo, es dimitir y alejarse de esta tierra para siempre. Usted, su esposa y sus hijos, porque el desprecio lo estigmatizará el resto de su vida.

Citábamos antes lo dicho por Miguel Cabrera de que la subida de impuestos es una orgía impositiva. Estamos de acuerdo con él. En cambio, no compartimos su opinión de que la Televisión Canaria deba privatizarse. Lo que debe hacer es desaparecer ya que solo es un instrumento de propaganda para el tirano político que nos gobierna. Si alguien quiere hacerse cargo de ese despilfarro, que lo haga con su dinero. Allá cada cual y lo que hace con su patrimonio. Pero ni un céntimo más de dinero público para satisfacer el ego de Rivero y su pandilla política. No su capilla, como decíamos ayer, sino su pandilla de secuaces y abusadores políticos.