EN la tarde del martes de esta semana, día 15, celebró el hospital San Juan de Dios de Tenerife el acto inaugural de las nuevas consultas, la nueva zona de hospitalización del complejo sanitario y el recién terminado aparcamiento público del establecimiento, que ha sido construido en el subsuelo que fue espacio de entrada y explanada del acceso principal en el frontis del edificio que hace poco más de medio siglo construyó la orden hospitalaria en la antigua y única carretera general entre Santa Cruz y La Laguna, mucho antes de que se creara la actual autopista del Norte, que desvió a esta vía la mayoría del tráfico entre la capital y la zona septentrional de la isla.

Esta última obra ha sido muy compleja, puesto que ha habido que socavar en un terreno con bastante roca una extensa superficie para establecer los garajes en sótanos y luego cubrirlos con un resistente suelo que ha quedado ante el edificio central del hospital, a manera de rambla o avenida que da armonía y belleza al conjunto original del arquitecto señor Rumeu de Armas.

Recibieron a los invitados al acto el prior de este centro de la orden hospitalaria, fray José Ramón Pérez Acosta; el director-gerente del hospital, doctor Juan Manuel León García, y varios religiosos hospitalarios, así como religiosas de la institución.

El acto, al que asistió el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, quien pronunció unas palabras en el mismo, sirvió también para rendir homenaje al primer director del centro, doctor Miguel López. El establecimiento, que se inauguró con el nombre de clínica infantil San Juan de Dios, estaba instalado en un edificio alquilado por la orden, en la misma vía, sobre un espacio situado más cerca de La Laguna. Allí comenzaron los hermanos la difícil labor que les esperaba y en la que trabajaron incansablemente hasta conseguir erradicar, prácticamente, de Canarias la entonces terrible enfermedad de la poliomielitis, o parálisis infantil, que, en aquella época, era uno de los peores azotes a los que se enfrentaba la población joven no solo de España o de Canarias, sino de todo el mundo.

Comencé en aquellos años mi modesta colaboración con los hermanos de San Juan de Dios, tanto desde este periódico como desde la emisora Radio Juventud de Canarias, en la que era jefe de Programas y en la que mi compañero el radiofonista y programador, recién fallecido, César Fernández-Trujillo llevó a cabo varios programas solidarios, entre ellos la que fue famosa "Hartanga Gigante", que se realizaba en las Navidades y festividad de Reyes, y que ayudaba mucho a la obra de los hermanos, con la aportación de víveres y de otros recursos con destino a los enfermos hospitalizados. Terminaba la campaña con la visita de los componentes de la Cabalgata de los Monarcas de Oriente, tras su paso por las calles de Santa Cruz, y la entrega de regalos, en propia mano, que los Reyes hacían a los pequeños enfermos en las camas del centro hospitalario. Recuerdos realmente inolvidables que conservo de aquellos tiempos.