Aún en épocas de bonanza económica, Canarias ya era la última de la clase. Teníamos una sanidad precaria, una educación atrasada y unas infraestructuras obsoletas. Nuestros salarios eran los más bajos del país y nuestros gobernantes se lanzaban con furor a los brazos de la construcción, a la vez que abandonaban el resto de sectores productivos. Así murieron la agricultura y la ganadería, a la par que la pesca y la artesanía; y también se dejaba caer a la artesanía y al pequeño comerciante.

Ahora, con la manida crisis, se nos anuncia que "se acabó la fiesta", pero la mayoría de los canarios miran desconcertados a su alrededor y piensan: ¿qué fiesta?, ¿cuándo hubo aquí alguna fiesta? Y ¿por qué la mayoría de los canarios no fuimos invitados?

Por toda la geografía peninsular se derrochó el dinero en proyectos faraónicos que ahora están lastrados por las deudas. Pero en Canarias ¿qué nos queda de esa fiesta, de la que solo disfrutaron unos cuantos? Nada, o tal vez, siendo generosos, casi nada. Nos quedan varios auditorios, una policía autónoma sin funciones, una televisión autonómica con una programación nefasta y con pérdidas, hospitales a medio hacer, autopistas con agujeros, muelles inútiles... y algunos millares de disparates diversos.

Así que ahora somos la más fea del baile, la última que permanece sentada en la silla y a la que nadie saca a bailar. Formamos, junto a Ceuta, Melilla y Extremadura, una especie de Tercer Mundo español. Somos la cola de un país que está a la cola. Una comunidad cochambrosa donde el paro no para de aumentar, a pesar de que desciende en casi toda España y con un gobierno autónomo incapaz, que culpa de todo a la crisis, al gobierno central, a Europa, al FMI... y no ve su propia ineptitud.

El pueblo canario se empobrece cada vez más y sus clases dirigentes siguen haciendo reuniones, comisiones y debates... para, en última instancia, seguir aplicando las mismas fórmulas que ya no funcionan y caer más a lo profundo del pozo.

Pedro Luis Rodríguez Damas

Titsa y Arico

El motivo de dirigirme a usted es el anuncio de "Titsa Informa", donde Titsa reordena su red de transporte interurbano para asegurar un servicio más eficiente en Tenerife por tratarse de un bien para todos los ciudadanos de este municipio de Arico, y otros de diferentes lugares que tienen que conectarse con él por diferentes motivos, como puede ser ayuntamiento, juzgado, parroquia, etc.

Me extraña mucho que los diferentes alcaldes de este municipio, como D. Eladio Morales (CC), Olivia María Delgado Oval, del PSOE, y el actual don Juan José Armas Marrero, del PNC, no hayan efectuado alguna gestión para que el municipio pueda tener una conexión directa desde el intercambiador de Santa Cruz hasta el segundo municipio en extensión de la isla, como es Arico.

Antiguamente existía una línea, creo que la 140, que hacía el siguiente recorrido: Intercambiador, autopista, entrada al Porís, Punta de Abona, Arico el Viejo, Arico el Nuevo, Teguedite, Villa de Arico, La Cisnera, El Río, y regreso en la misma forma. No sé qué motivo hubo para perder este magnífico servicio que se le prestaba a buena parte del municipio; no lo entiendo. No sé si después del anuncio de "Titsa Informa" el Ayuntamiento ha hecho alguna gestión para restablecer este servicio tan necesario para el pueblo.

En la actualidad el servicio que ofrece Titsa para ir hasta la Villa de Arico es el siguiente: primero, Intercambiador, autopista, El Médano, San Isidro y Granadilla, y luego Granadilla, Chimiche, El Río, La Cisnera y Villa de Arico.

Segundo, Intercambiador hasta Güímar, luego espera con transbordo en Güímar, El Escobonal, Fasnia, Los Morales, Icor, Arico el Viejo, Arico el Nuevo, Villa de Arico hasta Granadilla, y viceversa.

La pregunta es la siguiente: para ir de Santa Cruz a Villa de Arico, ¿qué necesidad tenemos de hacer más del doble de kilómetros, con ir a El Médano y Granadilla? ¿Qué necesidad de ir a Güímar y perder una hora esperando el transbordo, para pasar por lugares que no me son necesarios?

Juan Lorenzo Fumero Gómez