ME PREGUNTO si uno solo de los 362.000 habitantes de estas Islas que estaban sin trabajo el sábado por la mañana, justo cuando comenzaba el congreso de CC, habían encontrado ocupación ayer lunes a primera hora. Qué pregunta más absurda. CC no ha sido la solución ni de uno solo de los problemas que tiene este Archipiélago, ya sean económicos o de cualquier tipo. Sin embargo, ahí tienen ustedes a los medios de comunicación informando afanosamente de este cónclave que, sobra insistir, ha cumplido sus expectativas de ser absolutamente inútil para algo distinto al reparto interno del poder. Proceso previo, como es lógico, a ese otro reparto externo de cargos públicos que se produce después de las elecciones. Más allá de la propaganda que conllevan -siempre es bueno que hablen de uno por lo que sea-, el fin de estos congresos es advertir de su mala conducta a los militantes con cargo que se portan mal. Avisarles, sobre todo, de que si continúan siendo díscolos dejan de salir en la foto. Es decir, pierden el sueldo público. Da igual que haya ganado el tándem Rivero-Barragán. La situación para la ciudadanía, que es lo que de verdad importa, sería la misma en el caso de haber triunfado Ruano, Clavijo y otros disconformes.

No pretendo indicarles a mis colegas sobre lo que deben informar u opinar. Nada más lejos de mi intención. Tan solo les digo, por si les sirve de algo, que de vez en cuando me gustaría abrir un periódico, ya sea en papel o Internet, y enterarme de lo que está pasando, por ejemplo, en el sector turístico de Tenerife. Quiero decir que me gustaría no tener que dedicar un domingo a visitar esos sures para hablar con empresarios -algunos amigos, otros simples conocidos- sobre algo en absoluto fortuito, ni mucho menos intrascendente, como es la convocatoria de una huelga de hostelería en agosto. Hablar con los empresarios y también con los trabajadores. Porque, ¿va o no va bien el sector turístico tinerfeño y el canario en general? Si hay tanta ocupación como dicen las estadísticas, y tantas contrataciones adecuadamente pagadas como asegura la patronal, ¿a cuenta de qué la revuelta? Además, ¿por qué veo tantos negocios, incluso lucrativos, en manos foráneas?

No sé si soy un bicho raro -a lo peor sí-, pero asuntos como estos me incumben más que las cuitas de unos cuantos centenares de defensores de "lo nuestro" que en realidad únicamente miran para lo suyo. Y estoy hablando solo del turismo como tema de interés general. Está también la tormenta monetaria que ayer seguía rugiendo con más fuerza ajena por completo -¿alguien esperaba otra cosa?- al resultado del congreso de los nacionalistas atlánticos o atlantistas. ¿Dónde están en los periódicos las opiniones de empresarios, sindicatos y hasta expertos universitarios, que los tenemos y son muy buenos, sobre la forma en que pueden afectar a Canarias los problemas del euro? Y luego lamentamos que cada vez tengamos menos lectores y, en consecuencia, que sobran periodistas. Mandemos a esta caterva política al carajo para siempre y empecemos a informar de lo que realmente le importa a la gente. Así a lo mejor vuelven a hacernos caso.

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